El ascensor de A Coruña en el que se sabe cuándo se entra, pero no cuándo se sale

El ascensor de A Coruña en el que se sabe cuándo se entra, pero no cuándo se sale
Los vecinos, ante el ascensor | Ethan Álvarez

Lo que debía haberse convertido en un día a día más sencillo para los vecinos del número 17 de la avenida de A Sardiñeira ha terminado por ser un quebradero de cabeza y un derroche de dinero. Y es que la instalación del ascensor comunitario en enero 2023 marcó un antes y un después, pero para mal, en la vida de la comunidad: el nuevo elevador es fiable en su poca fiabilidad que puntualmente deja tres o cuatro paradas por semana, con el despliegue que ello implica en forma de supuesta garantía y mantenimiento.


Parece el reclamo de un parque de atracciones, pero la realidad es mucho más cruda: al menos dos veces a la semana desde hace quince meses el ascensor pagado por todos los vecinos deja a éstos atrapados en su interior. “Reformamos el portal y pusimos el nuevo ascensor a cota cero, pero ya al poco tiempo se estropeó un variador de tensión y hubo que dar parte al seguro, con una factura de 8.000 euros”, explica Iago García, portavoz de los residentes. 


La cantidad de incidencias y sustos, más de una docena en el último mes, han convertido a los usuarios del ascensor en especialistas en la materia, debido a lo habitual de las conversaciones con el técnico de turno que acude a reparar la incidencia. Según han podido deducir se trata de un problema de exceso de tensión en una red tan sensible que una obra en la avenida de Os Mallos puede provocar un efecto mariposa hasta la avenida de A Sardiñeira. “Una de las veces venía una sobretensión de la avenida de Os Mallos por una obra, una derivación de un electrodoméstico que entraba por la instalación y paraba el ascensor”, recuerda García. “Cuando detectan el origen le piden a la persona que corte la luz”, añade.


El uso del ascensor condiciona el día a día de los vecinos, buena parte de ellos mayores, hasta el punto de tener que avisar a sus hijos cuando tienen que ir a la calle. Además, algunos han mecanizado de tal manera la respuesta que, antes de llamar a la compañía eléctrica, comprueban el exceso de tensión con un medidor llamado polímetro. Así sucedió con el último fallo, el pasado viernes. “Me llamó mi madre, me metí en el cuarto de contadores con el polímetro y llamé a la compañía eléctrica”, recuerda el vecino, a quien su madre avisa antes de aventurarse a coger el ascensor.

 

Reclamación

Además del problema de movilidad que supone la situación del ascensor los vecinos estudian medidas contra la compañía eléctrica, a la que acusan de poner únicamente parches al problema. Además, la instaladora del elevador también está en el punto de mira. “Nos siguen pasando facturas de 500, 300 o 200 euros que nosotros lógicamente rechazamos”, indica García.


También piden una al Ayuntamiento. Aunque saben que el Gobierno municipal no pincha ni corta en la situación sí creen de ayuda el hecho de que la administración pública pueda funcionar como mediadora con la compañía eléctrica. 

El ascensor de A Coruña en el que se sabe cuándo se entra, pero no cuándo se sale

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