La música electrónica y el indie se comen al reggaeton en la noche coruñesa

La música electrónica y el indie se comen al reggaeton en la noche coruñesa
La sala Pelícano de A Coruña

Tocan a su final los tiempos en los que una noche de fiesta se convertía en sinónimo de escuchar la misma canción en todos y cada uno de los locales que se visiten. En la era del casi todo a la carta incluso la selección musical se ha hecho más diversa y ecléctica, a la vez que imprevisible. Según los empresarios de la noche, encargados en buena medida de la selección de ambiente y propuestas, lo que parecía un reinado indiscutible del reggaeton tocan a su fin: la electrónica, el indie e incluso el rock clásico reconquistan las pistas de baile en las principales salas. 

 

Conviven dentro del grupo Pelícano espacios dedicados a diferentes públicos, gustos y segmentos de edad. Y es precisamente la playlist la que se encarga de una especie de selección natural por preferencias, que tiene mucho que ver con la generación. Sin embargo, si el indicador es el número de clientes y el ritmo de venta de entradas, la ola electrónica es inigualable: Wake Up y prácticamente un evento a la semana con lleno incluido en Pelícano. “El reggaeton cada vez tiene menos fuerte y hay una tendencia al cambio: la música latina empieza a mezclarse con tech house y, aunque aún tiene fuerza, es mucho menos que hace tres, cuatro o cinco años”, afirma Luis Diz, gerente del conglomerado de locales, así como presidente de Galicia de Noite. “La electrónica es lo que más crece, ya que los grandes festivales le han abierto su espacio y ahora los DJ son los grandes artistas de los 80”, sentencia. 

 

A pesar de ser más propio de locales específicos, que acostumbran a tener su clientela fiel, el rock también ha regresado a la primera plana. Nunca fallo un clásico, de esos que refuerzan la teoría de que los viejos rockeros nunca mueren. “Eso es música de calidad: pones un clásico de latino o de reggaeton y no te pone la piel de gallina como un temazo de Rod Stewart o Queen”, adviere Diz, que en la sala Inn también sabe del potencial del producto patrio. “El indie está creciendo, es el nuevo pop, al que cada vez se engancha más gente”, reconoce. 

 

Variedad

Son ya tres los locales de La Marina cuya gestión dependen de Antonio Ruiz, propietario de Quai, La Calle y Piccadilly. Los dos primeros son polos de atracción para un target principalmente juvenil, mientras que son varias las generaciones que pueden contar anécdotas y recuerdos de su paso por el pub que recuerda a la céntrica plaza londinense. “Cambia un poco lo que demanda la música en cada uno, pero hay una tendencia a no avasallar con el reggeaton”, dice el empresario. “La gente nos pide cada vez más rock e indie, y sobre todo creo que la música electrónica va a venir cada vez más fuerte, como pudimos comprobar en alguna fiesta techno que hemos preparado en La Calle”, prosigue. 

 

Además, Ruiz asevera que el indie siempre ha tenido un segmento de público fijo: “Lleva muchos años ahí presente, aunque ahora esté más de moda”.

 

Orígenes

Emilio Ron, actual gerente del Cine París, ha regentado desde Pachá al Playa Club, al que sitúa como origen de la fiebre por el indie y el rock en la ciudad. “El crecimiento que hay que señalar es el de la música electrónica, pero el porcentaje de gente que escucha indie, desde la etapa del Playa Club, es el de un sentimiento y un nicho inalterable”, indica. 

 

El empresario también ha visto cómo la música electrónica, con DJ en directo, ha ido de la mano de la capacidad de reclamo del Cine París, actualmente un punto intergeneracional en sus dos plantas. 

 

Al otro lado de olas, tendencias y modas se sitúan los Shamrock, Black Widow o Cazuza, templos heavy en los que no existen crisis, meses mejores o peores, y donde existe refugio para alzar los cuernos al son de las cuerdas de acero. 

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