Un okupa de A Coruña reclama en un cartel que no se trafique en el edificio

Asegura que lo único que quiere es "vivir tranquilo con mi perra"
Un okupa de A Coruña reclama en un cartel que no se trafique en el edificio
El portal del número 30 de la calle Barrera, luce la puerta pidiendo que se no trapichee | Patricia G. Fraga

El edificio okupado de la calle Barrera ha generado cierta inquietud al tratarse de una de las calles más emblemáticas de la ciudad, el corazón de la zona de vinos. Sobre todo, porque la okupación suele venir acompañada de problemas de convivencia y de tráfico de drogas. Sin embargo, uno de los residentes ilegales ha querido despejar todas las dudas y ha realizado una pintada en la puerta (o en la lámina de metal corrugado que hace las veces de ella) en la que asegura que “aquí no se trapichea con ninguna clase de mierda”.


Cuestionado al respecto, el okupa que escribió el cartel, y que duerme en el primer piso, asegura que él solo quiere “vivir tranquilo con su perra” e insiste en que él, por lo menos, no trafica. Respecto a por qué los vecinos de la Barrera sospechan de narcotráfico, admite que su vecino del piso de arriba (también okupa) tiene una agitada vida social: entra y sale gente de su piso constantemente. En parte, de eso se queja el okupa, que añade en su mensaje: “Dejar de subir y bajar a todas horas del día y de la noche que la noche es pa’ dormirrrr”. 
 

Los problemas de convivencia son comunes en las casas okupas, incluso si la comunidad es tan pequeña como esta: más allá del segundo piso, la escalera, hundida y cubierta a tramos por planchas de madera, está bloqueada por un montón de muebles. Los pisos superiores pertenecen al Ayuntamiento y tienen puertas de seguridad. De hecho, hace unos días, la Policía Local acudió al lugar en respuesta a una llamada que alertaba de nuevas okupaciones y que resultó ser una falsa alarma. 
 

A lo largo de los últimos años, la okupación y el narcotráfico se han ido relacionando cada vez más, a medida que los okupas han dejado de ser jóvenes anarquistas para convertirse en sujetos marginados. Muchos de ellos, toxicómanos

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