Reportaje | Madre e hijo alegran las paredes de la ronda de Nelle

María Jesús y su hijo, que firma artísticamente como Luix Kaf, llamaron la atención de sus vecinos cuando hicieron del exterior de su casa, en la calle Río Sil, una obra de arte urbano. Sumergieron las paredes en el fondo del mar, adaptando los elementos a la obra, como se ve en la venta ojo de buey adaptada como la escafandra de un buceador. 
 

Algunos de sus vecinos quizá sintieron algo de envidia, pero de la sana. “A nuestra vecina le dio ganas de tener una pared alegre”, explica María Jesús, mientras junto a su hijo continúa los trabajos para crear su nueva obra en el muro de sus vecinos, que da a la ronda de Nelle. Es su hijo quien apunta que es “el primer encargo que tenemos”. 
 

Luix Kaf señala que, con el encierro de la pandemia, decidieron “cubrir” esas firmas y “frases feas” que llamaban la atención de sus paredes, pero en el mal sentido. Se decidieron así a “alegrarlas”. Su casa la sumergieron en el fondo del mar, la de sus vecinos, la convirtieron en “un bosque” o “en un parque, según lo quieras ver tú”, bromea Luix Kaf.

Ambos le trasladaron varias ideas a su vecina, le mostraron bocetos, al tiempo que ella aportaba nuevas ideas, hasta que “llegamos a algo común”. Así crearon este ‘parque’ en su pared. El motivo es que “su padre plantó árboles por muchos sitios y le gustaba mucho la naturaleza”, explica María Jesús. “Murió no hace mucho y nos dijo que era un homenaje a su padre”, y añade que “vienen ella y su madre de vez en cuando y les encanta, les recuerda a lo que hacía”. Aunque aun no está terminado, en el por veces parque, otras bosque, crecen ya los árboles, y nace un sendero, por el que empiezan a transitar un hombre con su perro. “Me gustaría decir que estará acabado en dos semanas”, comenta el artista, mirando de reojo a las inclemencias del tiempo.

Trabajo conjunto

No todo el mundo puede decir que comparte la creación de su arte con su madre. El pensamiento de todos sería que la está dirigiendo ella, pero rápidamente corrigen ambos con una sonrisa: “el director soy yo”, comenta Luix Kaf. También es verdad que para eso se cría a un hijo, para que un día puedan unir su conocimiento a la sabiduría heredada. “Él sabe más que yo, ha estudiado un poco, ilustración, matemáticas... eso yo no sé hacerlo”, indica la madre. 

“Nos ha costado entendernos, pero ahora la idea está clara, hay mucho trabajo previo”, comenta él, que señala que han conseguido “un estilo conjunto”, mezclando la parte “más de dibujante” de él, con la parte más “pintora”, la de su madre. “Este es el resultado”, dice orgulloso mientras observa la obra que están creando.