Cuenta una leyenda nipona que tu mayor deseo se hará realidad si construyes mil grullas de papel. Y si ese deseo es la paz, qué mejor que crearlas y enviarlas a Japón, al Museo de la Paz de Hiroshima. Es lo que harán los alumnos del CPI de Castro Baxoi de Miño para celebrar el Día Escola de la No Violencia.
conmemoración día escolar de la no violencia
Sadako Sasaki fue una de las víctimas de las bombas atómicas que pusieron fin a la II Guerra Mundial. Sobrevivió a la explosión de Hiroshima, pero las secuelas de la radiación fueron terribles y falleció en 1955. Antes, Sadako había empezado a fabricar las mil grullas de “origami”, el arte japonés del plegado de papel, soñando con una curación que nunca llegó pero que la convirtió en un símbolo y, sólo dos años después de su muerte, se levantó un monumento en su memoria en el Parque de la Paz de Hiroshima.
Hasta allí llegarán las 1.500 grullas creadas por los escolares del Castro Baxoi. La idea partió de los participantes en el taller de lectura, una de las actividades complementarias que ofrece el centro a sus estudiantes y que, a juzgar por las explicaciones de los chicos, ha sido todo un acierto para fomentar sus habilidades lectoras y de comunicación, y su implicación en el día a día del colegio al que ellos sienten que pertenecen. Su compañera Ying Ying los enseñó a hacer “origamis” y cuentan que la última semana “estiveron engrullados”. El resultado: 1.500 grullas de papel listas para entrar en un sobre que el Castro Baxoi remitirá cuanto antes a Hiroshima.
El proyecto de estos escolares, todos y todas de secundaria, se completa con el baile de los más pequeños, que mueven las manos arriba y abajo mientras cantan el “Paz, Paz, Paz” de Juanes.
El colegio miñense, con más de cuatrocientos alumnos, de infantil, primaria y secundaria, trata de promocionar iniciativas que, como la del Día Mundial de la Paz, compartan grandes y pequeños. “Pero no es la única”, dicen. También tienen talleres de cuentos, que luego leen a los de infantil.
Los actos del Día da Paz se sucedieron en toda
la comarca. En Cambre, en el Alfonso X “O Sabio” unieron sus manos para formar el símbolo de la paz. Como en Miño.