La detención el pasado miércoles de un militar en reserva que tenía en su casa de As Atochas un zulo (según el término policial) de nada menos que catorce subfusiles (AK-47, M-16, Scorpios..) además de numerosas pistolas, ha destapado un escándalo en el seno de la Guardia Civil. Los agentes de la Unidad Central Especial (UCE) 3 que se encarga de la investigación sospechan que la armas, que conforman el arsenal más importante incautado jamás en España a un particular, le fueron vendidas por un coronel del Instituto Armado que iba a ocupar el puesto de jefe de la Comandancia de A Coruña.
El sospechoso fue detenido el día de las elecciones en Madrid cuando todavía servía en la XII Zona de la Guardia Civil. Es decir, de la Comandancia de León, que iba abandonar en diez días para sustituir a Benedicto González, que se retira. Fuentes cercanas a la investigación indican que sobre el sujeto habían recaído sospechas por la forma en la que administraba los fondos para el carburante y otros recursos de la Comandancia. Sin embargo, el cargo por el que fue detenido es el de tráfico de armas.
Al parecer, tenía numerosas deudas, y estas mismas fuentes apuntan a que frecuentaba casas de alterne. Fue para saldar esas deudas por lo que habría decidido comenzar a traficar con armas, todos fusiles y subfusiles modernos y en excelente estado. “No se trata de alguien que coge unas armas inutilizadas que ha comprado en una subasta y las repara: estamos hablando de armas de guerra”, destacan las mismas fuentes. Su cargo (la Guardia Civil se encarga del control del armamento en toda la Zona) le facilitó las cosas.
subteniente del ejército
La investigación todavía está en marcha, así que no ha trascendido cuántas armas vendió el sospechoso ni a quién, pero es muy probable que su mejor cliente en A Coruña fuera el militar detenido el miércoles en su casa de As Atochas. Se trata de un subteniente del Ejército que se encuentra en la reserva, y de 52 años.
A diferencia del coronel de la Guardia Civil, se sabe que el subteniente no traficaba con las armas. Simplemente las almacenaba en su piso llevado por su obsesión por el armamento. Al parecer, cuando los agentes entraron en la vivienda y descubrieron lo que había allí almacenado, no pudieron menos que sorprenderse. “Los zulos de ETA son de aficionados, comparado con lo de allí”, comentaron fuentes cercanas. Todas serán trasladadas a la comandancia cordobesa.