Una imprudencia de carácter “grave” fue, según aprecia el titular del juzgado de lo penal 2, lo que motivó el accidente que en abril de 2010 causó lesiones en el rostro al copiloto de un vehículo siniestrado de madrugada en una pista de Bordel, en Abegondo. Su conductor ha sido condenado a seis meses de cárcel y a dos años sin carné por el suceso, que sobrevino cuando el acusado perdió el control del coche en una curva y se adentró en una finca, para acabar chocando frontalmente contra una pila de troncos amontonados.
El acompañante sufrió lesiones en la espalda y la cara, con fractura de un diente y heridas en el mentón y la mandíbula, de las que tardó un mes en curar.
La sentencia achaca todo ello a la imprudencia del conductor, que, como admitió en el juicio, circulaba por una carretera que desconocía, mal asfaltada y poco iluminada, cansado y después de haber estado bebiendo desde primera hora de la noche. Lo hacía además, según recoge el dictamen, a una velocidad excesiva, a pesar de que la visibilidad no era buena y el firme estaba húmedo por lluvia.
“Ante estas circunstancias –reflexiona el magistrado– las normas más elementales de la prudencia aconsejarían, por lo menos, circular a una menor velocidad, y la posibilidad de un accidente se aparece o debería como probable, de modo que la única conclusión posible es que el acusado, siendo consciente de estas limitaciones, no las tuvo en cuenta a la hora de conducir, o las tuvo en cuenta y las ignoró, supuestos ambos que creemos justifican calificar su conducta imprudente como grave”.
En este sentido, el fallo impone al infractor sanción un delito de lesiones por imprudencia grave relacionado con otro contra la seguridad por conducción alcohólica, ya que al ser sometido al test de impregnación alcohólica ya en el hospital arrojó un resultado positivo. n