La apertura de una negociación en los próximos días será la única posibilidad de evitar a los coruñeses el engorro de lidiar con una huelga de conductores de la Compañía de Tranvías de A Coruña, encargada de los autobuses urbanos de la ciudad, los próximos días 22 y 29. No obstante, se antoja casi imposible que los choferes cancelen las dos convocatorias de paro cuyo fin es exigir una reducción del cómputo global de horas de trabajo a final de año.
El comité de empresa de Tranvías ha llamado a los paros a 248 trabajadores, 212 de los que a diario realizan los trayectos entre los barrios coruñeses. A diferencia de otros conflictos, en este el detonante de la decisión tomada por los representantes de la plantilla no es una cuestión económica sino de descanso.
Después de semanas de reuniones entre ambas partes, empresa y empleados “prácticamente” habían pactado los baremos salariales pero las jornadas de los choferes han dado al traste con la firma. “Convocamos la huelga por la salud de los trabajadores”, afirman desde el comité, que tiene como pretensión que la concesionaria del servicio de transporte municipal equipare sus condiciones a las que tienen sus homólogos en Vigo. Al menos, esa es su demanda hasta 2018.
“Lo único que buscamos es poder trabajar tranquilos y tener la seguridad de que los puestos están asegurados con una serie de cláusulas que son gratuitas y que la empresa no acepta”, afirmó ayer el presidente Alberto Couselo, en una rueda convocada para anunciar los paros para los dos próximos viernes.
Actualmente la plantilla trabaja 1.810 horas al año, mientras que en el caso de Vigo las cifras se limitan hasta las 1.755 horas. El comité pretende llegar a ese mismo rango, pese a que aún estando por encima de Vigo los operarios están por debajo del máximo legal establecido en la actualidad. Este se alcanzaría con las 1.826 horas.
“Nos preocupa poder hacer bien nuestro trabajo, de la manera más profesional y para eso hay que tener unos horarios adecuados, unos medios adecuados y una carga de trabajo adecuada”, subrayó el responsable del área de Seguridad y Salud, Miguel Ángel Campos.
El representante entró en su experiencia personal para aclarar el por qué de la reivindicación. Después de 20 años como conductor –la mayoría de ellos está en torno a los 50 años de edad–, ha realizado “más de 40.000 horas y más de un millón de kilómetros”, pero entiende que todavía resta “eso y mucho más” porque, como sus compañeros, quiere jubilarse en Tranvías. “Por eso se busca bajar la carga; para dar un buen servicio hace falta estar bien”, incidió.
respaldo parcial
La empresa, que aseguró que la huelga no cuenta con el respaldo de todo el cuadro de personal ya que en la asamblea donde se votó esta medida tuvo un 43% de abstención, recalcó que no tiene previsto negociar. “Es una reivindicación que no comprendemos”, aclararon fuentes de la compañía.
En su respuesta a los trabajadores recordó que “la mayoría ha actuado de acuerdo con la negociación que se ha venido manteniendo en relación con las actualizaciones salariales”. Además, respecto a las críticas por la estabilidad, recalcó que “el 97% de los contratos son indefinidos”.
En alusión al tema de la salud, el grupo comentó que “hay una apuesta firme por esos asuntos” dado que etre los beneficios sociales pagan el 70% de seguros de médicos privados. En este contexto, insistieron en la artificialidad del conflicto “forzado por unas circunstancias que están colisionando con las lógicas y legítimas reivindicaciones”.
Es más, Tranvías lamentó que con un preacuerdo sobre la mesa surgiesen esas reclamaciones “de última hora”.