A Coruña cuenta con 26 líneas de bus y la Compañía de Tranvías recibe constantemente peticiones para que abran nuevas líneas o se alarguen las ya existentes. Sin embargo, tanto José Prada, el presidente de la empresa, como el director e hijo suyo, Ignacio Prada, se muestran reacios a satisfacerlas. El primero afirma que “A Coruña es una de ciudades de España con más líneas de bus por habitante, según estudios recientes. Ellos están más a favor de reducirlas. “A Coruña tiene demasiadas líneas. La gente debería tener acceso a una sola en cada barrio y desde ella, poder conectar con todas las demás”. Sin embargo, la realidad es que hay barrios con muchas rutas y no es fácil convencer a los usuarios de que prescindan de ellas. “Hay muchas líneas que la gente tiene como suyas, las de su barrio, porque las concreta con el hospital u otro punto”, reconoció Ignacio Prada.
Aseguran que respeta lo que diga un vecino que quiere cinco líneas más para su barrio. “Se puede pedir todo, y todo es posible, pero luego hay que explicar la realidad”. Y la realidad es que, hoy en día, toda clases de líneas recorren el mapa coruñés; radicales, diametrales, circunvalatorias e incluso periurbanas. “Somos capaces de demostrarle a la sociedad y al Ayuntamiento. Hay una red bastante bien diseñada, fruto de la mejor línea, 1 y 2, están por debajo de la media de nuestra empresa. Las grandes líneas son las transversales, ronda Outeiro y Nelle. Una satisfacción de 7,6”, señala Prada. Pero reconocen que existe un margen de mejora.
El concejal de Movilidad, Daniel Díaz Grandío, anunció en muchas ocasiones que hay que reducir su número a la mitad y en Tranvías no se oponen aunque señalan que en barrios como Monte Alto sería más difícil llevarla a cabo, puesto que es término de líneas. Y reciben habitualmente demandas de más conexiones de puntos clave, como el Complejo Hospitalario Universitario: “Actualmente hay cuatro o cinco líneas, mientras que en la Paz, en Madrid, hay solo tres”. El futuro son los transbordos pero la red herculina, cuando se diseñó, estaba pensada para reducirlos al mínimo, porque había que abonarlos.
El ejemplo universitario
Ahora ese problema no existe. La tarjeta Millennium no se hizo para pagar cómodamente: “Cualquier viajero que se haya bajado del bus puede subirse a cualquier otro de la red de forma gratuita en 45 minutos”, señala Ignacio Prada, que reconoce que “el transbordo penaliza” ante los usuarios. El futuro pasa por que todas las líneas sean como la universitaria, con frecuencias de tres minutos tras la fusión de cuatro líneas anteriores: Pasó de 600.000 viajeros al año a 2,1 millones.
El director recuerda que se puede llegar a cualquier parte cambiando de bus en plaza de Pontevedra, Cuatro Caminos y la estación de Ferrocarril. Pero siguen recibiendo más peticiones “‘¿Por qué no me pone una línea? Hay una nave allí ¿Por qué no pone una parada? ¿Por qué no va por esa calle?’ La gente tiene que acostumbrarse a caminar para coger el autobús”, concluye.