Aunque volar es la forma más rápida de viajar, también es una de las que más protestas suscita entre sus usuarios. Por ejemplo, el de tres mujeres que el martes tomaron un vuelo de Ryanair desde Palma que debía llevarles a Santiago. Sin embargo, alguien cometió un error y acabaron poniendo el pie en otra isla: la de Inglaterra, donde tuvieron que pasar la noche para poder regresar al día siguiente a la península. Las tres usuarias están indignadas con el trato recibido por la compañía irlandesa, y una de ellas, Blanca Hervella, ya ha anunciado que pondrá una denuncia a Consumo.
Su odisea comenzó sin darse cuenta. Tomaron el vuelo F723 con destino a Lavacolla a las once de la mañana del martes. Como Hervella sufría una lesión de espalda, se desplazaba en silla de ruedas, así que tuvo que esperar a que el resto del pasaje subiera. Lo mismo ocurrió con otra pasajera, una octogenaria con problemas cardíacos, cuya silla era empujada por su hija.
Los responsables de transporte adaptado de la Palma las llevaron al aparato cuando subió todo el pasaje. Solo que no era el correcto. Sin embargo, en ese momento al afectada todavía no lo sabía. En cuanto a sus compañeras, en el aparato debía viajar el marido de la octogenaria, pero creyeron que estaría más adelante. Hervella se durmió y pasada, una hora se despertó: “Me asomé por la ventanilla y vi que teníamos el océano delante y la tierra atrás”. Preguntó y la azafata le dijo que se dirigía a Inglaterra.
No había nada que hacer. Hicieron el resto del viaje con el corazón en el puño y cuando llegaron, les informaron que habían reservado un hotel para ellos cerca de Stansted Airport. Los pilotos las acompañaron hasta un taxi. “Se portaron bien, pero cuando llegamos descubrimos que no había reserva en el hotel y nos dijeron que no iban a cargarlo a Ryanair porque pagaban mal y tarde”, recuerda Hervella.
regreso
Pero las malas noticias no acaban ahí: al llegar al aeropuerto descubrieron que solo habían reservado una plaza de vuelta. “Me negué a irme sin mis compañeros”, explicó la afectada.
Por fin, 24 horas después de lo previsto, consiguieron volar hasta Lavacolla. Allí les esperaba el director y el subdirector del aeropuerto, que les prometieron que se abriría un expediente a la compañía irlandesa.