Después de mucho esperar, por fin los trabajadores de la compañía de Tranvías se reunieron ayer con representantes municipales para tratar el conflicto laboral que desembocó en huelga el mes pasado. Durante más de una hora, los delegados del comité de empresa explicaron a los portavoces de Marea Atlántica sus reivindicaciones en lo que fue la primera toma de contacto con el gobierno local en ciernes. Sin embargo, el comité espera que, una vez se haya formado, el Ayuntamiento encabezado por Xulio Ferreiro se encargue de la mediación con Tranvías.
Pero, de momento, se dan por satisfechos con que sus demandas hayan sido oídas. “Parece lo mínimo, pero es más de lo que hemos obtenido con Negreira”, comentó Miguel Campos, uno de los delegados sindicales. La plataforma ciudadana convertida en partido ya había mostrado interés por el conflicto laboral que afecta a la empresa concesionaria del servicio de transporte público de la ciudad, pero los trabajadores habían preferido no reunirse con ellos durante el período electoral.
Por su parte, Tranvías mantiene que son los trabajadores los que se niegan a sentarse a negociar, a pesar de que ya habían llegado a un acuerdo sobre el sueldo. Pero el motivo de la disputa es otro: los empleados exigen una reducción de la jornada laboral anual, a lo que la empresa se nieva en redondo. El director general de la empresa concesionaria, Javier Contreras, lo dejó claro en un comunicado: “Creemos que es una petición con muy poco sentido común y me atrevería a decir que con las condiciones económicas y laborales que tienen los conductores, estas peticiones son una falta de respeto a los coruñeses que trabajan 40 horas semanales y cogen el autobús y tienen que sufrir los caprichos de unos cuantos conductores que quieren chantajear a la ciudadanía con una huelga”.
Sin embargo, para el comité, lo que está en juego es la salud de los trabajadores, Aunque los conductores trabajan ocho horas días, se trata de una jornada intensiva, de manera que muchas veces también trabajan los fines de semana, de manera que los trabajadores quieren un horario que permite conciliar su vida privada con la laboral. También quieren que se la empresa introduzca un nuevo convenio cláusulas por las cuáles no será posible la subrogación ni la externalización de los servicios, a lo que Tranvías se niega.