La Fundación Barrié sacaba ayer la primera horneada de robots programados en lo que está siendo el séptimo Concurso Galego de Robótica “A maxia da robótica”, que juntará a 1.330 estudiantes hasta el viernes de más de 37 colegios de toda Galicia.
Organizado por la Institución Galega da Ciencia (Igaciencia), el certamen pretende sumar vocaciones a la rama científica a través de la puesta en escena de androides de Lego. A los que accionarán a través de códigos para que den vueltas sobre si mismos. Caminen hacia adelante o marcha atrás como los cangrejos.
La actividad comienza con una parte teórica, en la que los pequeños de Secundaria y tercer ciclo de Primaria reciben nociones básicas que guardan en su disco duro para ponerlos a andar en la parte práctica, previa a la competición, donde acaban montando un autómata haciendo uso del lenguaje robótico.
En la fase final, los grupos de alumnos tienen que completar una serie de retos en el menor tiempo posible. Hasta dos horas se pasan los niños peleándose con la electrónica y la informática, donde además de aprender a manejarlos, los asistentes trabajan en equipo y coquetean con las aptitudes de liderazgo y decisión.
La idea es que vean de primera mano la importancia y las implicaciones de estos androides en su propio futuro. En este sentido, desde la Barrié pretenden que los chavales les saquen punta a su vocación con los profesores a su vera, asesorándolos en todo momento. Hasta 74 docentes se pasarán por la sede de Los Cantones para arropar a sus pupilos. Para el taller no se necesita tener conocimientos previos en electrónica. Esta se integra en un ladrillo inteligente y la programación viene masticada para que los concursantes la dominen en minutos. Y le den respuesta a los desafíos planteados para tratar se sumar los máximos puntos posibles y optar a premio. Los trofeos se entregarán el viernes a las 18.00 horas. En concreto, la Fundación Barrié lleva tres años siendo el escenario del evento, dentro del marco educaBarrié. Que la robótica gusta quedaba demostrado con la participación, que aumenta con los años. Prueba de ello es que se agotaron las plazas el primer día y se tuvo que clausurar la inscripción.