De los 70 coruñeses sin techo a los que repartían café y conversación hace tres años, la orden franciscana tiene localizados en la actualidad a 25. El padre Natalio señala que a raíz de las muertes de varios a causa del frío, las instituciones se pusieron las pilas para dar mayor cobertura a los programas sociales que atienden a los que viven entre cartones y hoy, “la gente joven se mueve para conseguir un piso”. Esquiva la calle.
Su parroquia no ve el telediario de la noche de los viernes desde hace mucho tiempo. A las 21.00 horas, junta hasta 40 voluntarios que recorren con termos de sopa los cajeros y soportales en los que se guarecen los que carecen de hogar. Comenta que el número fluctúa según la época y sus circunstancias. De ahí que muchos vuelvan a aparecer pasadas unas semanas.
Bajo el programa “Boa Noite”, serpentean las calles con consomé y chocolate caliente, algunas veces café. Ninguno de los habituales se quedó tampoco ayer sin regalo de Reyes Magos porque Natalio y su equipo de encargaron de atender sus peticiones: “Hay quien nos pidió un termo o unas botas y si no les llevamos productos de higiene o calcetines”. Ellos se lo devuelven en forma de gestos como cuando Estrella puso un cartel a pie de manta en el que les advertía que “quería vernos”.
Natalio achaca al descenso a la coordinación del Ayuntamiento y organizaciones. En concreto, la concejala de Justicia Social, Silvia Cameán, señala que llevan un mes con el dispositivo de frío, en el que también colabora el Servicio Municipal de Urgencias Sociales (Semus) y la Asociación Española de Migrantes (Accem). Desde allí, indican que son 18 los que duermen a la intemperie.
Es una medida que heredaron del gobierno anterior y en la que ocho personas trabajan con los que no tienen recursos para tratar de que accedan a un alojamiento. Para ello, diseñan rutas según las necesidades existentes y cada día cubren una zona: “Temos en conta ás organizacións para facer un traballo en rede e evitar duplicidades”. La atención es más personalizada con el fin de que salgan de esa situación y no se enfrenten a los riesgos de salud y seguridad por los que ahora pasan.
aumento del 20%
Por otra parte, en Padre Rubinos aseguran que desde la semana pasada la afluencia al albergue aumentó un 20% por las bajas temperaturas, un aumento que se repite en épocas de frío “o en momentos del mes donde se cobran pagas”. En la institución cuentan con tres perfiles de usuarios. Las personas con un alto grado de exclusión social conforman un 15 o 20% del total y ocupan un centro de atención continuada, “que abre todos los días a todas horas, por lo que nadie se tiene porqué quedar en la calle”. Los de medio grado acuden al albergue y las personas del programa de reinserción social tratan de buscar una salida a través de cursos y algunos pasarán este mes a trabajar en el nuevo servicio de recogida de ropa.
Los tres grupos tienen apoyo psicosocial en Padre Rubinos, una entidad que terminó 2015 con 17.000 pernoctaciones, 100.000 servicios de comedor, 23.000 de ducha y ropero, 14.000 de atención social y 1.000 ayudas de fondo económico. En la Cocina Económica, su presidente Alberto Martí le pone número a las comidas servidas en un día. En el local de la calle del Orzán colocan plato para 1.400.
Natalio valora positivamente que las instituciones hayan abierto la mano para amoldar las normas a los que no las quieren: “Ya no son tan rígidos y esto permite que los sin techo pasen temporadas bajo cubierta”.