La historia quiere por capricho y desidia que este llena personajes en el olvido. Muchas veces sin causa aparente, es el tema que nos ocupa de una mujer que se distinguió durante el cerco inglés de 1589. Inés de Ben. Esta heroína de la cual apenas hay noticias.
Se trata de una mujer coruñesa que en 1589, al igual que otras muchas, se aprestó a la defensa de la ciudad contra el cerco inglés puesto por sir Francis Drake. Una situación que provocó el marino sin tener la orden expresa del almirante inglés de atacar La Coruña. Su destino oficial era Lisboa, cuya ciudad debía arrasar por haber sido el lugar de donde había zarpado la Armada española que tenía la intención de invadir Inglaterra. Esta parada de Drake en su camino le costará a su regreso a casa el ser juzgado en consejo de guerra y apartado del servicio durante algún tiempo.
La idea del antiguo corsario inglés era dar a La Coruña un duro castigo por su cuenta y riesgo, pensando que a su vuelta sería recompensado como se merecía. Lo hace como represalia, al ser este el puerto de acogida de la Real Armada de Felipe II en su escala de Lisboa durante su intento de invasión de Inglaterra en 1588. Aquella Real Armada, bautizada por los ingleses como “La Armada Invencible”, terminó por sucumbir al temporal, de ahí la célebre frase del Rey Felipe II de “No mandé a mis barcos a luchar contra los elementos”.
Además de los elementos, la flota inglesa acabaría con el sueño de aquel monarca de invadir Inglaterra. Muchos de aquellos barcos llegaron completamente destrozados y otros se perdieron en la mar.
llegada inglesa
Las consecuencias de la ayuda coruñesa a la Armada se dejaron notar sobre la ciudad el 4 de mayo de 1589. Una poderosa flota de 130 naves y 13.000 hombres, al mando de Francis Drake pretendió entonces hacerse dueña de la ciudad, aunque gracias al valor de los defensores coruñeses el célebre corsario inglés no lograría su objetivo. Entre ellos se encontraba Inés de Ben. Casi nada se sabe a cerca de este prodigio de mujer, solo que al momento del suceso se hallaba felizmente casada, tenía dos hijos y un próspero negocio de mercería y quincallería en la Pescadería. Había trabajado de forma intensa en el reparo de las murallas y sus cubos llevando tierra, al igual que lo hacían otras muchas mujeres ,y cuando se encontraba en esta labor resultó herida por una descarga de arcabucería, siendo trasladada al hospital de orden del oidor Francisco Maldonado.
Según los testigos por ella presentados ante la Real Audiencia para que se le resarciera de todo el daño causado, Inés de Ben, viuda de Sebastián Fernández –muerto este la jornada del día 5–, recibe dos balazos de los ingleses, uno en la cabeza y otro en el muslo durante la defensa de la ciudad. Así consta en una certificación médica que se expide en Ferrol el 12 de julio de 1590. Los ingleses entraron en la Pescadería y robaron todo lo que en su tienda había, por lo que solicitaba a la ciudad que se le abonase la pólvora, balas y cuerda que había suministrado para la defensa de la ciudad, cuya hacienda tasaba en 800 ducados, y destacando que su marido había muerto el primer día de la invasión y ella había sido herida el 14 del mismo mes.
Como resultado de aquellas graves heridas en la cabeza quedará casi ciega, pobre y con dos hijos a los que atender.
pleito
En aquel pleito, que no está finalizado o al menos no se conoce su parte final, los testigos de Inés de Ben fueron Antonio Osorio, alabardero de la Real Audiencia, Gregorio Sánchez, soldado de la compañía del Capitán Juan Varela, Juan de Luaces Bezerra, alabardero de la Real Audiencia, y Pedro Fernández, alguacil del corregidor de La Coruña. Se adjunta también el informe del licenciado Diego de Salazar, cirujano de la Armada, en el cual indica que curó a Inés de Ben de muchas heridas graves en la cabeza y en el muslo izquierdo.
En 8 de octubre de 1593 se realizan las diligencias y la citación de los testigos tiene lugar el 19 del mismo mes, testificando el 8 de noviembre Antonio Osorio, quien declara que “Inés de Ben, tenía mercería, pólvora y cuerda y que los dio para la defensa”. Inés había llevado tierra para reedificar la muralla y sus cubos con otras mujeres, cuando resultó herida. En este mismo sentido testifican Gregorio Sánchez y Luaces de Bezerra, mientras que Pedro Fernández, agrega que “fue el teniente corregidor quien tomó la cuerda y pólvora” añadiendo a su testimonio “Inés estuvo herida de muerte y en esos momentos se encontraba con dos hijos, pobre y sin ayuda”.
Todos los llamados a testificar testimoniaron a favor de Inés de Ben, pero unos años más tarde ella seguía en la misma situación de miseria que cuando inició el pleito.
Había sido una de las heroínas que permaneció en primera fila desde el inicio del asedio inglés, no recibiendo ninguna mención a su sacrificio. Quedó casi ciega y en la miseria cuando estaba llamada para la gloria. Ni siquiera quedó de ella una migaja de fama para la posteridad.
Extraña paradoja del destino de una mujer que se quedó sin nada a cambio de haberlo dado todo.