Cuando abrieron el centro para comenzar las clases del día, el personal del CEIP Sanjurjo de Carricarte, en Monte Alto, descubrió que habían allanado el lugar: las aulas y el salón de actos aparecían revueltas y con varios destrozos, habían desaparecido los ordenadores y, lo que es aún más extraño, también los peces que son las mascotas en las clases de los más pequeños.
Según señalan desde el propio centro, los ladrones entraron en el centro por la parte de atrás, saltando una valla y rompiendo cristales para forzar una puerta de cristal y aluminio. Una vez en el interior, se dedicaron a hacer de las suyas, llegando a reventar el equipo de audio del salón de actos, arrancándole varios cables, y tirando de la cortina que cubría la pared del fondo hasta que se desprendió.
La dirección del colegio llamó inmediatamente a la Policía Nacional, que envió un coche patrulla que se limitó a pedir al profesorado que no tocara nada hasta que llegaran los inspectores de la Policía Científica para recoger pruebas del robo con fuerza. Su tardanza en llegar provocó quejas entre los padres. De todos modos, los actos vandálicos, junto con el robo de los peces, parecen indicar que los responsables son unos gamberros, más que verdaderos ladrones.
posición vulnerable
La tesorera del APA del centro, Silvia Couso, lamentó lo ocurrido y señaló que la posición del centro lo hace especialmente vulnerable a los allanamientos: “Está al final de una calle, en lo alto del barrio, y si entran por detrás, donde se encuentra el depósito de agua, no les ve nadie. Pueden llevarse hasta las mesas, si quieren”.
Sobre este punto coincidió el presidente de la asociación de vecinos del barrio, Alberte Fernández, que señaló que es habitual que los menores salten la valla fuera del horario escolar para poder jugar al fútbol en la pista cubierta con la que cuenta el centro. Otros padres añaden que esa misma cubierta es utilizada a veces para celebrar botellones, que dejan luego las instalaciones llenas de desperdicios.
“Es surrealista. Pueden hacer lo que les dé la real gana”, protestó Couso, que apuntó que, aunque no sea muy grande el daño que han sufrido las instalaciones, “el daño a nivel laboral y de funcionamiento del colegio si es bastante”.
Además de la falta de testigos presenciales del suceso, el centro tampoco cuenta con cámaras, de manera que la Policía Científica no podrá obtener imágenes que le permitan reconocer a los sospechosos.