A pesar de la violencia del temporal, los servicios de emergencia lo tenían todo bajo control. O eso parecía, hasta que se emitió el primer aviso por radio de que había un hombre en el agua en la cala del Moro, cerca de Adormideras, precisamente en una de las zonas más batidas por el mar, donde se alzaban olas de ocho o nueve metros. Afortunadamente, pudo salir por sus propios medios: el sujeto resultó ser un vecino de Arteixo, un surfista profesional de origen brasileño, que se había metido en el agua con la intención de grabar imágenes para un documental.
El primer aviso puso en marcha al Grupo de Rescate Acuático (GRA) de los bomberos, que llegaron al lugar en pocos minutos, a pesar de que el tráfico en la zona se había vuelto imposible debido a los cortes de tráfico. Las primeras informaciones hablaban de un buzo, puesto que los testigos habían distinguido el traje de neopreno del surfista, pero su compañero, que estaba grabando, explicó las circunstancias a los servicios de emergencia, aclarando que se trataba de un surfista profesional y que podía hacer frente a los riesgos.
Pero las autoridades no se mostraron demasiado comprensivas y le ordenaron que saliera de agua. En aquel momento (las cinco de la tarde) el estado del mar era de alerta naranja, puesto que lo peor del temporal no estaba previsto hasta las ocho de la tarde, por lo que decidieron no imponer ninguna sanción al atrevido surfista.
adormideras
Sin embargo, a esa hora las olas ya batían con mucha fuerza los escollos que rodean Adormideras. La prueba es que, menos de una hora después, los bomberos tenían que acudir a esa misma zona ante el anuncio de una ola que había causado daños en el mobiliario urbano y en un vehículo estacionado allí.
Los bomberos retiraron el coche con la ayuda del dueño, que se presentó en el lugar. También limpiaron la zona.