Si el viento soplaba fuerte ayer, el mar por el contrario se hallaba en relativa calma, a pesar de lo cual, las playas volvieron a cerrarse al público para evitar riesgos. Sin embargo el viento, procedente del sudoeste, no llegaba a enviar las olas contra la playa de Riazor porque se lo impedía el monte de San Pedro, así que las ondas no resultaron tan dañinas como el sábado pasado. De todos modos, las autoridades aún mantenían la alerta hasta  las ocho de la mañana de hoy, hora que consideraban como la más peligrosa a pesar de que la alerta naranja termina a las nueve de la mañana.
“En principio, las olas no han causado problemas, pero a partir de la ocho de la mañana es cuando la gente sale a la calle. Los adultos van al trabajo y los niños a clase y coincide con la marea alta”, apuntan desde los servicios de emergencia. Además, existe otra circunstancia que hay que tener en cuenta porque aumenta el peligro de las olas: el desplazamiento de la arena, que ha formado una rampa que permite que el agua suba con más facilidad hasta la calzada.
Es habitual que la Concejalía de Medio Ambiente emplee excavadoras para formar unas dunas en la playa como forma de detener las olas, pero semanas y semanas de mal tiempo han hecho desaparecer las grandes dunas, y el último temporal “Nadja”, ha acabado por amontonar la arena de manera que es posible bajar desde la Coraza a la playa sin ni siquiera el más mínimo salto. Y como se espera que el mal tiempo persista, las autoridades no pueden poner las máquinas de nuevo a trabajar.

reparaciones
 Los que sí están trabajando son los obreros que tienen que retirar las balaustradas dañadas por el mar. Infraestructuras ordenó que los trabajos comenzaran el lunes, y desde entonces continúan, aunque han tenido que detenerse en algún momento debido al continuo chaparrón que caía del cielo. Costará mucho tiempo, y bastante dinero (se estima en más de un millón de euros, a falta de una valoración exacta) devolver el Paseo Marítimo su aspecto anterior.  .
Sobre todo, en Riazor, que suele ser la zona más castigada por las olas. De todas formas, allí está programada la reforma del tramo sin balaustrada del Paseo, en Riazor, se llevará a cabo después del verano. Los trabajos, que servirán para crear una escalera a modo de grada justo a la altura de la fuente de las Catalinas, se sacaron a concurso a principios de marzo. La escalera permitirá el acceso a la playa y funcionará a modo de mirador en el tramo del Paseo que se quedó sin la antigua barandilla de piedra durante el memorable temporal de 2010, en las que las olas llegaron a invadir la calzada frente al Hotel Riazor.
De hecho, las obras comenzaron en octubre, y han sufrido retrasos por culpa del mal tiempo. Infraestructuras reserva 105.600 euros para desarrollar los trabajos. La escalinata estará compuesta por tres gradas talladas en granito sobre una base de hormigón.  El proyecto se completará con la reforma del entorno del Playa Club, que también ha sido muy afectado por el temporal, que depositó ante su cristalera una gran cantidad de arena. Otra zona muy batida por el mar, Las Esclavas, se renovará este año, porque se sustituirá el pavimento en la zona más baja del Paseo hasta las Esclavas para igualarlo con el resto de la senda peatonal y se reubicará parte del mobiliario urbano.
Además, el mal tiempo no ha dañado el tramo del Paseo Marítimo que se ha ido renovado a lo largo de estos dos años, en los que se ha sustituido las antiguas losas de piedra por un pavimento de cemento, más práctico, a decir del gobierno de Carlos Negreira. En cambio, el Ayuntamiento no contaba con sustituir el Paseo dañado en Os Pelamios, a la altura de Veramar, donde un golpe de mar  tiró por tierra 150 metros de balaustrada, y con ella todas las previsiones que había hecho la Concejalía de Infraestructura para finalizar los trabajos este año. n