A Xurxo Mares la inspiración le pilló durmiendo. De ahí que su nuevo trabajo se titule “Revelaciones”, porque fueron soplos del inconsciente en ese momento en que uno está traspasando la frontera de los sueños y aparecen los primeros visos de realidad.
Le ocurrió unas cinco veces y en esos instantes todavía “medio aquí, medio allá”, el cantautor se levantaba rápido de la cama y escribía las melodías que hoy son canciones. En medio de un conjunto de diez. Todas en la misma línea y con un mensaje parecido: “Procuraba retenerlo. Me venían frases y en apenas un mes salió ‘Revelaciones’”, que es un disco temático en el que reina la paz y, sobre todo, la seguridad del que lleva casi 50 años en la escena.
Al contrario de lo que se respira en la calle, el séptimo trabajo de Mares es optimista. En él, participan un ejército de músicos puestos al servicio de la canción de autor como Álvaro Trillo, Alberte Fernández, Álex Cente, Pablo Añón, Javier Facal, Luis Tinaquero, Iago Mouriño, Rosalía Vázquez y Alfonso Camarero, que además de músico es productor y “tiene un oído fenomenal, pilla al instante que un bombo de la batería está atrasado o adelantado”. Y eso es una ventaja cuando el disco está en pleno proceso de fabricación.
Entre todos, cocinan un pote que suena a piano, contrabajo, saxo, batería, acordeón, guitarras, bajo, chelo y mandolina. Y donde Xurxo hace que lo hizo siempre, que no es otra cosa que utilizar la música sin ninguna pretensión. Como quien usa la lengua para expresarse. Al principio, recuerda que las canciones le ayudaban a resolver las dudas típicas de un adolescente.
Ahora no se imagina sin ella y asegura que para él es una necesidad porque “tengo cosas en la cabeza que quiero sacar”. Desde el primer tema hasta hoy, Mares ha dado pequeños estirones hasta conseguir una madurez que se palpa en las composiciones y en en el hecho de que sin escucharlas, el veterano sabe los instrumentos que piden. Xurxo dice que casi siempre acierta.
El coruñés presentará el trabajo el próximo 20 de diciembre en Pamplona, pero está cerrando una fecha para vestirlo de largo en su ciudad, rodeado de los suyos. Seguramente será en Portobello, donde también se podrá comprar el álbum una vez el equipo le ponga el plástico. Sin embargo, todavía le quedan flecos para que “Revelaciones” sea aún más redondo y en eso está.
Quizás porque para él es el mejor de toda su carrera, se preocupa de cada detalle al máximo y todavía se acuerda cuando era único en su especie y la gente se asombraba de verlo solo en un escenario con su guitarra: “Antes solo estaban Serrat y Aute, ni siquiera se conocía a Milanés ni a Silvio”.
En este sentido, la mayoría de sus seguidores lo prefieren sin compañía, pero depende del recinto, Mares elige uno u otro formato, aunque reconoce que adora la soledad y los espacios pequeños. El artista reivindica su género por huir del artificio y la parafernalia, no como “la canción ficción de artistas con letras que no sienten”.
En este aspecto, le fastidia que al menos no digan lo que son, igual que cuando uno va al cine y sabe que va a ver una de efectos especiales.
Amigo de las distancias cortas, Mares cree que la canción de autor es más necesaria que nunca: “No gustamos oficialmente porque hacemos pensar”, asegura, pero debajo de cada piedra nace uno de su misma naturaleza y al final son más de mil en la península, asegura. Mientras, piensa en la manera de revelar lo nuevo.