Vecinos del ayuntamiento de Arbo y de los portugueses Monção y Melgaço han marchado por las calles de la capital gallega con pancartas, cruces y ataúdes para demandar la retirada del proyecto de una línea de alta tensión, desde Fontefría hasta la frontera lusa, de 400 kilovoltios.
Los participantes, más de un centenar, exigieron con pancartas y consignas la paralización de esta construcción que Red Eléctrica Española y Red Eléctrica Nacional pretenden “pasar por encima” de sus viviendas y de sus tierras, “en algunos casos a menos de veinte metros”.
Tres serían las parroquias de Arbo con mayor afectación, Barcela, Sela y Cabeiras, y, en algunos casos, se contravendría el consejo de que para salvaguardar la salud de las personas haya un mínimo de 400 metros, puesto que “en sitios esto va a menos de veinte metros de las casas”.
El electromagnetismo que produce esta línea, comentaron, es perjudicial para la salud de las personas, pues es causa de distintos tipos de cáncer, de demencia, infertilidad y malformaciones en fetos, apuntaron, y agregaron que estos son hechos más que suficientes para que se busquen alternativas y se construya la línea por lugares donde no habiten personas y el riesgo para la salud no exista.
“Hay muchos lugares por donde puede ir sin que cause daño”, dijo a Efe el portavoz, Agapito Valado, “y por eso no es entendible que nos metan este proyecto por una zona muy poblada”.
“Nosotros lo que queremos es que se construya la línea pero por un sitio en el que no afecte ni a las viviendas ni a los viñedos” incluidos en la Denominación de Origen Rías Baixas.
Así, recordó que se elevó la protesta “incluso a Madrid”, a través del Congreso, y que “estamos esperando, pero el tiempo se va alargando y a nosotros no se nos da una solución”.
Subrayó que se manifestaron ante la Subdelegación del Gobierno en Pontevedra y ahora “ocupamos las calles de la capital de Galicia en actitud cívica para dar a conocer nuestro problema de salud pública y medioambiental. Esta línea de alta tensión con esta potencia puede traer enfermedades degenerativas”, como alzheimer, y cáncer.
También remarcó que “el proyecto de ejecución está hecho, faltan las fechas, y ya han ido por las casas de los vecinos de las aldeas notificando la ocupación de sus tierras”. Para esta argumentación, se ha apoyado en estudios universitarios de diferentes países y de la propia Organización Mundial de la Salud.
El alcalde, Xavier Simón, reivindicó a Madrid y a Lisboa que tengan “la sensibilidad suficiente para atender las demandas legítimas de los vecinos”.