En Galicia se cuenta que “haberlas, las hay”, por las “meigas”, pero solo ha trascendido una mujer, María Soliño, famosa por ser la primera gallega conducida ante la Inquisición por la acusación de brujería, una historia cruel, llevada ahora a un libro con la visión propia del siglo XXI.
La idea ha sido de un escritor novel, Juan J. Prieto, que siente admiración por este relato, el que cuenta tal y como ha querido en “La primera meiga”, aunque “del hilo de la historia” se ocupa una persona figurada que su mente de autor eligió, María Nova, la nieta, “en la literatura”, de aquella musa condenada en 1621 cuyo nombre ha pervivido a lo largo de la historia.
En este libro, que es una auto-edición, María Nova, escritora y guionista de éxito en Hollywood, regresa a Galicia con motivo del funeral de su abuela, y su vuelta se produce después de ocho años de ausencia.
Allí, junto a su pareja, no solamente se reencontrará con sus amigos de infancia y juventud, sino que los recuerdos de un pasado olvidado y los designios de sus antepasados la llevarán a dar un giro de ciento ochenta grados a sus planes de vida.
El padre Pablo, un viejo sacerdote y su maestro en la niñez, la conducirá hasta el manuscrito de María Soliño, su abuela, y de ella, de María Nova, dependerá cumplir la promesa eterna que su predecesora hizo cuatrocientos años atrás ante los tribunales que la juzgaron.
María Nova tendrá, así, el poder de elegir, y de su decisión dependerá cambiar el discurrir del ser humano y quizás, puede ser, de la cristiandad, aunque ello suponga para esta joven poner “en entredicho” la totalidad de sus creencias.
El artífice de “La primera meiga”, Juan J. Prieto, confiesa que se quedó “prendado y enamorado” de la peripecia de María Soliño, bien conservada en la “memoria popular” de un lugar mágico, Cangas do Morrazo, porque resultó sentenciada por ser, en realidad, “víctima de un plan muy malvado”.
Partiendo de la leyenda, que la describe como una fémina con una gran valentía, este escritor tejió una historia repleta de mitología y con una base real, pero con dosis de ficción e ingenio.
Todo para, con ello, hacer de María Soliño lo que es, un gran icono, “una heroína de verdad”, a la que rindió homenaje el conocido intelectual y escritor de Celanova Celso Emilio Ferreiro y, en tiempos más recientes, el autor de Palmeira-Ribeira Pemón Bouzas en “A voz do vento” (Xerais).
Valiéndose de su nieta, Juan J. Prieto traslada ahora a la actualidad la crónica de lo que le sucedió a María Soliño y, de algún modo, hay para ella una especie de segunda oportunidad.
“María Soliño fue una especie de mujer sumisa porque, en esa época, no podía defenderse, pero si hubiese pasado ahora algo de ese calibre, sí habría existido una reivindicación”, señala.
En “La primera meiga”, María Soliño tampoco está sola, dado que con ella hubo un castigo para otras ocho mujeres, de las que poco se sabe aparte de que pertenecían a diferentes capas sociales, un hecho pensado para ocultar “las verdaderas intenciones” del Santo Oficio.