Ana María Cedeira, Xesús Domínguez, Diego Rabuñal y Fátima Entenza son los portavoces de plataformas de afectados por preferentes y deuda subordinada que ayer consiguieron hacerse oír, con carácter institucional, y sacar los colores a la clase política, que pidió disculpas.
PPdeG y PSdeG se disculparon en la comisión de las cajas tras escuchar los testimonios de Cedeira y Domínguez “por los errores” que pudiesen haber cometido y se comprometieron a luchar para que todos recuperen su dinero.
“Miradnos bien a la cara. Somos A-HO-RRA-DO-RES”, enfatizó antes de este perdón Cedeira, en representación de sus compañeros de A Coruña, mientras dos centenares de damnificados estaban concentrados en el exterior de la sede del Legislativo, con bocinas y pancartas.
“Piensen con el corazón”, pidió Cedeira a los diputados, a los que quiso mostrar unas fotografías para preguntarles si son felices “al ver a ‘viejiños’ penando por todos lados pidiendo lo que tanto les costó ganar”, a personas “tratadas psiquiátricamente, en sillas de ruedas, sin piernas, con cánceres terminales”.
“Esos somos nosotros, gente de a pie, trabajadora. Miradnos a la cara. Tenemos la impresión de que estáis jugando con nuestra vida, os pasáis la pelota de si fue uno o el otro. Estabais todos. Y ahora estáis aquí porque nosotros os votamos. Tenemos que sentirnos orgullosos de que estéis aquí trabajando por nosotros y no nos sentimos”.
un nombre tras la cifra
Detrás de la cifra e afectados, hay nombres, personas, prosiguió. Y contó el caso de Carmen, “que durante 40 y tantos años estuvo en la emigración” y le estafaron 295.000 euros. Para ella no existió el arbitraje, y cuando la acompañó a firmar el canje, no pudo contener las lágrimas. Esta anciana casi no sabe escribir.
A ella la llamaron pronto, la apuraron para ir al arbitraje, quizás porque era portavoz de una plataforma, insinuó, y cuando le tocó llevó la documentación de dos perjudicados más, un hombre con cáncer de próstata que necesitaba el dinero para pagar a alguien que lo ayudase en sus cuidados, y el cabeza visible de la agrupación de Carballo.
¿A quién llamaron? Al segundo. “¿Quién tiene interés en callarnos la boca?”, apostilló, y garantizó que los que cobraron tienen fuerza para pelear por el resto. “Queremos arbitraje para todos y que los criterios del arbitraje sean de verdad, puestos encima de un papel y hechos como es debido”.
“No somos delincuentes, somos gente trabajadora. Los delincuentes siguen luciendo yates y viniendo aquí a decir que la culpa fue de los empleados, otros pobres que utilizaron y seguirán utilizando”, espetó.
No menos contundente fue Fátima Entenza, de Marín: “Nos falta saber quienes dieron la orden, los que maquinaron este plan. También quienes no estuvieron a la altura y no supieron vigilar o supervisar la manera de trabajar de la entidad. ¿O es que los que supervisaban y vigilaban eran conscientes de lo que estaba pasando?”. “Esto fue orquestado y preparado, no viene por ciencia infusa, y los culpables parece que somos los afectados”, sentenció.
Daniel Rabuñal, procedente de Pontevedra, afirmó que “si matas un cerdo vas a la cárcel” y no ocurre así con los que han pergeñado una estafa “como nunca se ha cometido en España”.
Surrealista y kafkiano
“Lo que está pasando es surrealista, kafkiano, no terminas de llegar a comprender cómo un Estado ha permitido que llegue a pasar esto. Se cometieron errores, pues soluciona, porque si no lo haces estás dando a entender que no tienes capacidad para solucionar los problemas realmente graves de los ciudadanos”, remachó. “Dar esa imagen es penoso, y muy grave”, advirtió.
Xesús Domínguez exigió, como el resto, que “alguien” diga si la aceptación de la liquidez con el Fondo de Garantía de Depósitos por las acciones recibidas en el canje conlleva una merma en las posibilidades de recurrir.