El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, inició ayer sus vacaciones de verano en la comarca de O Salnés como viene siendo habitual en los últimos años. Con un paseo, al ritmo que podría marcar un campeón olímpico, por la Ruta da Pedra e da Auga, desde Ribadumia hasta el monasterio de A Armenteira, donde ya es tradicional que desayune su café con leche acompañado de una tosta con aceite y un zumo de frutas. También, como no, estuvo acompañado por José Benito Suárez, quien quedó en un segundo plano en las ya habituales sesiones de fotos, saludos y ahora cada vez más selfies.
Al presidente se le veía relajado, con una sonrisa permanente en la boca y amable y afectuoso con todo aquel que se le acercaba, quizá por la proximidad de las elecciones generales o por los buenos indicadores económicos de los últimos tiempos o, simplemente, porque el entorno en el que se encontraba invitaba a la paz y a la reflexión.
en una casa rural
En esta ocasión, no se ha podido alojar desde el primer día en Ribadumia. “Está la casa rural alquilada”, dijo ante las preguntas de los periodistas que lo seguían. Pero casi sin tiempo a formular la siguiente interpelación aclaró que “estoy en el piso de Sanxenxo. Después de fin de semana ya me vendré”.
No será de extrañar, pues que estos días cambie el chapuzón en el río Umia por un baño en la playa de Silgar o cualquier otra de la capital de las Rias Baixas.
Entre foto y foto, saludo y saludo como si fuese un vecino más de la zona, el presidente del Gobierno revela que este año no irá a los toros en las Peregrinas. No habrá, pues, la foto característica de Rajoy en la bancada de la plaza de todos de Pontevedra con puro en mano.
Café y zumo
Antes de sentarse a la mesa del bar, en una terraza a la sombra, ya tenía preparado su correspondiente zumo y el café con leche. Ya le conocen los gustos y no solo los suyos, sino también de quien le acompaña gastando suela a ritmo frenético por las rutas de senderismo.
Siempre amable, se apresuró a resolver las dudas de unos turistas interesados en recorrer una ruta que el presidente conoce como la palma de su mano.
Pocos podrían dar mejores indicaciones estas personas que, seguro, repetirán el recorrido a medida que lo vayan conociendo mejor.
Mariano Rajoy, pues, regresó a la comarca de O Salnés, y lo hizo más abierto a la ciudadanía que nunca. De hecho, las medidas de seguridad, siempre presentes, eran más discretas que nunca, aunque, eso sí, vigilantes. Quizá por esta razón también se le vea departiendo con sus vecinos de Sanxenxo en algunas de las terrazas de la localidad turística por excelencia y de la que siempre dijo que se sentía como en casa.
Esta es una demostración palpable de lo que una comarca turística como la de O Salnés puede ofrecer al visitante, ya que en esta zona encuentra todo aquello que pretenda buscar, tanto si está relacionado con el sol y la playa o con la naturaleza y la tranquilidad.
Mariano Rajoy lo sabe, lo disfruta y por ello es un incondicional, hasta el punto de que, con el paso del tiempo se ha convertido en uno de los mejores embajadores de estas tierras practicando con el ejemplo.