Sara Iglesias presenta en “Sueños al viento”, en la casa museo María Pita, una miscelánea de obras que le acompañan desde que salió de la escuela de Arte Superior de Diseño Pablo Picasso con el título de ilustradora en la mano hasta hoy, que compagina docencia y creatividad y apura los tiempos muertos para seguir dándole cuerda a Xoana.
Ella es la protagonista de sus dibujos desde hace tres años. A su melena naranja le adosa sus sueños y un mensaje porque su vocación de maestra no se despega de Sara cuando coge los lápices de colores y Xoana habla del respeto y el cuidado a los animales: “Creei unha historia con ela. É coma min”.
Con varios álbumes ilustrados esperando en la cola de salida y varias convocatorias de concursos a las espaldas, la joven trabaja en el Plan Madruga, engordando la imaginación de los niños que llegan antes que el resto al colegio. La artista de Boa lleva once años viviendo en la ciudad y practica una técnica donde el acrílico y lo digital son uno.
Emociones
A sus personajes los reboza con la mano, mientras que el fondo sale de coquetear con el photoshop: “Non son 100% dixitais”. En la muestra que duerme en la casa de la heroina hasta el 21 de mayo se pueden ver trazos de un segundo proyecto, en el que Sara Iglesias pinta emociones a través de una madre tierra que llora y ríe con lo que ve a su alrededor.
Así, su cara se torna asustada cuando los montes arden, triste con ellos quemados y alegre “cando comezan a florecer”. Cuenta Sara que “é unha proposta na que vou traballando sucesos. Unha maneira de explicarlle aos rapaces como se sinte a natureza”.
En el caso de Xoana, su personaje favorita, “esta reflexa un capítulo que me pasou a min. Ela vive nunha aldea sen case nenos, moi ligada aos animais e a súa avoa e mira como lle dan de comer ás galiñas. Dáse conta que unha está coxa e apartada do grupo”. De esta forma, le inyecta la responsabilidad sobre los bichos en un soporte papel acuarela que ya ha paseado por bares y galerías.
Hoy llegan a un museo por primera vez con la intención de dar pasos. Lo que lleva masticando desde que es pequeña, se convirtió en 2009 en una pestaña del currículo tras su paso por la escuela. Durante el período 2012-2014 comenzó a colaborar como ilustradora en diversas obras artísticas. Sus piezas representan su personalidad; la manera en la que ve el mundo, un espacio que pinta de colores e ilusiones.
En “Sueños al Viento”, plasma una especie de viaje por las sensaciones que ella experimenta cuando le toca hacer de profesora y en el momento en que se sienta a pintar a Xoana. De todo lo que remueve en su cabeza, salen sus criaturas de celulosa. Sara Iglesias solo espera poder seguir compartiéndolas .