El rey Felipe VI saludó ayer al papa Francisco, tras el acto de entrega del Premio Carlomagno al pontífice en el Vaticano, y le regaló una edición facsímil de autógrafos de Miguel de Cervantes, con motivo 400 aniversario de la muerte del escritor.
Esta edición es fruto de un gran trabajo de investigación y de él solo hay 1.616 ejemplares. Además, está realizada íntegramente en España y la cubierta está personalizada con el escudo de armas. El libro recoge además en su interior una dedicatoria del monarca español a Francisco.
Los reyes Felipe VI y Letizia realizaron su primer viaje oficial como monarcas al Vaticano a finales de junio de 2014, donde fueron recibidos en audiencia por el pontífice. En todo caso, Francisco ya conocía a los monarcas como príncipes, ya que asistieron a la ceremonia de inicio de su pontificado en 2013.
Además, no es este el primer obsequio sobre Cervantes que recibe el papa esta semana. Precisamente, el pasado lunes recibió en una audiencia privada de veinte minutos al director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha, y al director de la Real Academia Española (RAE), Darío Villanueva, quienes le obsequiaron con un ejemplar de “El Quijote” y un ejemplar del primer volumen del Diccionario de Autoridades. El pontífice acogió de buen grado la idea de dedicar un Ángelus a Cervantes.
Ayer, el papa compartió con los líderes europeos reunidos en el Vaticano su sueño de una Europa solidaria y humana que no descarte a los pobres, a los refugiados ni a los inmigrantes, que dé un trabajo digno y estable a los jóvenes y de la que no se pueda decir que su compromiso con los derechos humanos ha sido “su última utopía”.
“Sueño una Europa joven capaz de ser aún madre porque que respeta la vida; sueño una Europa que se hace cargo del niño, socorre al pobre y a los que buscan refugio; sueño una Europa que escucha y valora a los enfermos; una Europa donde ser inmigrante no sea delito sino invitación a un mayor compromiso con la dignidad del ser humano; sueño una Europa de la cual no se pueda decir que su compromiso con los derechos humanos ha sido su última utopía”, subrayó. En un discurso, que recuerda a las palabras pronunciadas por Martin Luther King el 28 de agosto de 1963 en Washington, durante la Marcha por el Trabajo y la Libertad, el pontífice destacó que sueña con una Europa “donde los jóvenes respiren aire limpio de honestidad y lleven una vida sencilla no contaminada por el consumismo, donde casarse y tener hijos no sea un problema por la falta de trabajo estable”, un continente donde haya “políticas reales y eficaces de familia” y donde “se promuevan y protejan los derechos de cada uno”. Pidió a los mandatarios que cuiden a la juventud de sus países porque son “el futuro”, y reclamó para ellos “puestos de trabajo dignos y bien remunerados”.