El Museo da Natureza de la Sociedad Galega de Historia Natural de Ferrol exhibe, desde hoy, el esqueleto íntegro de una ballena de aleta o rorcual común (Balaenoptera physalus) de 18 metros de largo que varó en una playa de Ponteceso, (A Coruña), el 19 de marzo del 2004 y que los voluntarios de la entidad ecologista han limpiado y reconstruido.

El alcalde de Ferrol, José Manuel Rey Varela, y el presidente de la Diputación de A Coruña, Diego Calvo, han visitado a última de esta mañana la sala de exposiciones del museo donde se exponen varios ejemplares de cetáceos en una de las mejores colecciones de España.

Las dos entidades aportaron 23.000 euros para costear los trabajos para recuperar y recomponer el esqueleto de la ballena, una hembra adulta cuyas dos mandíbulas pesan unos 100 kilos cada una de ellas. El ejemplar estuvo dos años enterrado en una parcela municipal en los montes de Brión para su descomposición controlada.

No obstante, el coste de despiezar y trasladar el mamífero fue superior y se cubrió con el trabajo y las aportaciones de los voluntarios que componen esta entidad desde 1973 y en la participaron más de un centenar de personas a lo largo de esta última década.

"Es un ejemplar magnífico", subrayó el regidor, que confía en que sea un elemento de atracción para el museo ferrolano. Cuelga del techo de la primera planta de la antigua Casa del Coronel de Canido, habilitada como sede de la SGHN, con unos fondos naturales aportados por los voluntarios y único en Galicia.

El esqueleto de la ballena suma 15 costillas en cada lateral y 59 vértebras desde el cráneo (530 kilos) a la cola.

Ha sido colocada en la posición previa a la inmersión con la ayuda de la profesora de Anatomía Patológica de la Facultad de Veterinaria del campus de Lugo.

"Es la ballena más grande en el edificio más pequeño", bromeó Juan Ignacio da Silva, uno de los miembros más activos de la SGHN. "Nuestra ilusión siempre fue montar el esqueleto íntegro", destacó.

La necropsia que le practicaron indicó que el mamífero estaba muy por debajo de su peso por lo que sospechan que enfermó y acabó desorientado en la costa gallega, donde embarrancó en la playa de Niño do Corvo, de donde lo sacaron por trozos. Su carne fue a parar a la incineradora de Sogama.