En el año 2016, toda la Gali(ci)a estaba ocupada. ¿Toda? No, un pueblo se resistía al cambio como si le fuera la vida en ello. Los irreductibles gal(leg)os que, para incomprensión de madrileños, andaluces o catalanes, por decir algunos, seguían votando al Partido Popular. Y con mayoría absoluta, nada menos. Eso significa, según algunos tuiteros poco demócratas que pululaban estos días por la red del pajarito y cuya opinión conocemos gracias a esa gran conquista que es la libertad de expresión, que los irreductibles gallegos son poco menos que unos paisanos con la boina a roscachapa, que viven entre vacas y llevan el paraguas colgado de la chaqueta del lado del cogote.
O falar non ten cancelas pero los bocachanclas que creen que el pueblo acierta o yerra según los resultados concuerden más o menos a su ideología sobran. Si uno es demócrata y participa del sistema, lo mínimo que se le puede pedir es fair play y aceptación de los resultados, especialmente cuando no son los esperados. Culpar a los lerdos de los irreductibles gallegos y no hacer autocrítica es como ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.
En mi opinión, en esta campaña hay dos claros ganadores. Uno es Alberto Núñez Feijóo, que está en racha este año. La otra es Ana Pontón, que supo sacar rendimiento de ser la mejor del debate a cinco que se celebró en Televisión de Galicia y remontó unas encuestas adversas, demostrando que, a veces, trabajar duro y hacer las cosas bien tiene su premio. El BNG tendrá grupo propio y podrá demostrar si aguanta el tirón de la Marea. Los socialistas van a estar más ocupados en las trincheras internas que en dar la batalla hacia el exterior y la Marea tiene la oportunidad de hacer gala de su condición de primer partido de la oposición y demostrar que, con el tiempo, podría convertirse en una opción seria de gobierno. Al PP poco le cambia la vida: le toca seguir gobernando y probar a sus votantes que no se han equivocado.
A pesar de todo, parece que la campaña todavía sigue para algunos. La Marea plantea poca autocrítica, los socialistas continúan repartiendo estopa a diestro y siniestro –entre ellos, claro– y Alberto Núñez Feijóo, que acertó a la hora de preparar su acercamiento al electorado, mantiene ese marketing que parece importado de Estados Unidos –a veces casi diría que se presenta con Clinton y Trump–. En esa línea, acudirá mañana al programa “Land Rober”. Si los políticos nacionales pasan por “El Hormiguero” para demostrar su humanidad y su sentido del humor, tiene toda la lógica que los gallegos se dejen caer por este espacio de TVG. A ver si Roberto Vilar tiene el valor de poner al presidente a apañar nas patacas como hizo con Carmen Lomana.
Sin duda, lo mejor de las autonómicas gallegas es que no habrá que volver a votar en tres meses, como pasará, si no se produce algún milagro de última hora, con las elecciones generales. Corría un chiste por Twitter estos días que decía que resultaba realmente denigrante que alguna persona tuviera que ir a votar más veces en un año de las que ha logrado tener sexo. Supongo que no cuenta todas las veces que los políticos nos han fastidiado.