A Coruña ha vivido una transformación en los últimos años en lo que a movilidad se refiere. Cada vez son más las personas que utilizan bicicletas o vehículos de movilidad personal (VMP), como patinetes eléctricos, para desplazarse por la ciudad. Y a mayor uso, mayor es el número de infracciones.
El Ayuntamiento realizó en enero una campaña a pie de calle para informar sobre seguridad vial, pero también organizó cursos en colegios para evitar el mal uso del servicio de BiciCoruña. Pese a todo, si en 2024 la Policía Local sancionó a 153 usuarios de este tipo de vehículos, en el primer trimestre de este año, hasta el 28 de marzo, la cifra es de 131 multas. Es decir, en tres meses se ha sancionado casi tanto como en todo el año pasado.
La concejala de Seguridad Ciudadana e Interior, Montserrat Paz, asegura que “la normativa está para cumplirla; el espacio público es de todos y todos tenemos que respetar unas normas que garanticen la convivencia. Bicicletas y VMP también”.
Esta recuerda, además, que el Gobierno local ha hecho campañas informativas en las que se ha insistido en que se circule como debe hacerse: “Y quien no lo hace, bien porque vaya por la acera o porque incumple de cualquier otra manera, tiene que saber que será multado”.
A diario se puede ver por la ciudad a usuarios de patinetes o bicicletas circulando por la acera o en dirección contraria. Uno de los sucesos relacionados con el mal uso de estos vehículos que más impactó a la ciudadanía este año fue el grave accidente que se produjo a finales de enero en el Paseo Marítimo. Dos menores que circulaban en bicicleta, fuera del carril bici, arrollaron a una mujer de 71 años a la altura de la fuente de los Surfistas y se dieron a la fuga.
Según los testigos, ambos menores, cuya edades se calcula que rondarían los quince años, circulaban en vehículos de BiciCoruña. Algunos peatones se sienten amenazados por estos silenciosos vehículos, que parecen salir de la nada, y que muchas veces les pasan rozando, y demandan más seguridad.
Lo cierto es que el más de centenar de sanciones que se tramitaron en tan solo tres meses (en ejercicios anteriores a 2024, eran anecdóticas) demuestra que la Policía Local controla que no se produzcan infracciones. Y la propia alcaldesa, Inés Rey, insiste siempre que tiene la ocasión en que hay que respetar el código de seguridad vial.
Normalmente, entre las infracciones más habituales se encuentra la de no respetar las señales de tráfico como, por ejemplo, los semáforos. Otro caso que se produce a menudo es la invasión de las aceras y las calles peatonales. Mientras que la mayor parte de las sanciones rondan los 200 euros, que normalmente se reducen a cien por pronto pago, en el caso de la conducción temeraria el importe llega a los 500 euros. Un precio alto a desembolsar por prisa o diversión.