Tener un problema y no saber a qué ventanilla llamar es una de las situaciones más desesperantes que puede vivir una comunidad de vecinos. En el caso de la calle de las Violetas, en el Barrio de las Flores, los residentes ven cómo se les caen encima los muros, aunque de momento no de forma literal, y también cómo las responsabilidades rebotan de un lado a otro mientras las estructuras siguen desafiando la gravedad. Después de haber recibido el aviso, el Ayuntamiento ha tomado cartas en el asunto y, a pesar de que se trata de una propiedad privada, ha instado al responsable a reparar para prevenir problemas mayores.
El área de peligro se encuentra actualmente vallada, pero aquellos que diariamente transitan por la zona tienen la certeza de que la situación es cada vez más preocupante, el desgaste mayor y que los temporales y de viento pueden llevar a un buen susto. Y es que la zona en cuestión forma una plaza que es habitualmente utilizada por los niños del barrio, principalmente para jugar y pedalear. “Es una zona por la que pasan muchos pequeños, sobre todo con la bicicleta, y tenemos miedo de que a uno se le caiga el muro encima”, advierte la presidenta de la Asociación Veciñal en Defensa do Barrio das Flores, Caluxa Barrientos.
El origen del problema podría estar en, según han detectado los vecinos, en el tránsito constante de furgonetas de gran tamaño y camiones, algo que se da en muchas otras zonas, pero no con el singular y complicado trazado del Barrio de las Flores. Los menos habituados a sortear ángulos inverosímiles y calles laberínticas acaban por golpear contra el hormigón, que poco a poco dice basta. “Hace poco ya avisamos de que tenían grietas, pero como siga así ese muro se va a venir abajo”, subraya Barrientos.
Que el barrio se resquebraje por culpa del tráfico rodado es más habitual de lo que parece en el Barrio de las Flores. Hace exactamente un año un camión rozó ligeramente un muro en la calle de los Castaños y acabó por romperlo y crear una barrera arquitectónica para una vecina con movilidad reducida.
Fuentes municipales aseguran que la situación es conocida en María Pita, pero que el propio Ayuntamiento se ve atado a la hora de actuar, al tratarse de una propiedad privada. “No podemos actuar en ese muro porque es privado, ya se requirió al propietario para que tome las medidas necesarias”, explican. De momento, todo lo que puede ser actuación pública pasa por el vallado y la señalización para intentar prevenir el problema.
Los vecinos de la zona también recuerdan el caso del árbol caído durante el Flores Rock: avisaron en numerosas ocasiones de la posibilidad de caída hasta que ésta se produjo en plena celebración multitudinaria. Afortunadamente, entonces no hubo que lamentar ningún tipo de daño personal. Desde la asociación de residentes incluso proponen, como en otras ocasiones, ejercer de ‘manitas’ para la reparación.