El Ayuntamiento no se está quedando de brazos cruzados en lo que se refiere al problema de las ruinas. En enero del año pasado, anunció que comenzaría a subastar los inmuebles en ruinas que salpican la ciudad.
En total, fueron ocho los edificios que se escogieron para una iniciativa pionera llevada a cabo por la Concejalía de Urbanismo, que encabeza Francisco Díaz. Apoyándose en la normativa municipal, tenía como objetivo reactivar la rehabilitación de estos edificios. “Vamos expediente a expediente y hay dos que se ha cambiado la propiedad y se están solicitando licencias para la rehabilitación”, comentaba el concejal de Urbanismo.
Díaz hizo estas declaraciones durante la presentación de una nueva cooperativa de Xuxán en la que señaló también que están desapareciendo los esqueletos de hormigón que eran el último resto del estallido de la burbuja inmobiliaria. Pero más difícil resulta reactivar los edificios del centro, ruinas casi eternas situadas en la calle Damas o el Orzán.
Además, el procedimiento es lento: en un plazo de seis meses después de la declaración de incumplimiento del Ayuntamiento, en la que señala que los dueños de la propiedad no cumplen con los requerimientos de la Sección de Ruinas, se puede sacar a subasta pública el inmueble. El tipo de licitación será el resultante de la calificación del inmueble y si la subasta se declarase desierta, se declararía otra pero con una rebaja del precio del 25% en un plazo de tres meses. Si volviese a quedar desierta, el Ayuntamiento podría adquirir el inmueble, con esa misma rebaja.
Por otro lado, se están llevando a cabo obras en un inmueble en la calle de Marqués de Pontejos esquina con la calle de San Nicolás, que finalizarán en septiembre, y que permitirán poner varias viviendas a colectivos que tienen un difícil acceso a ella.
Por su parte, también la Xunta, a través del Plan Rexurbe, ha tratado de recuperar inmuebles en la zona centro, pero en dos convocatorias de compra solo ha conseguido hacerse con dos inmuebles: uno en la calle de San Andrés y otro en Panaderas. Estimó en 37 los inmuebles susceptibles de formar parte de este programa, pero la mayor parte de los dueños no quiere vender al precio que les ofrece la Xunta, que está tasado.
El mes pasado se firmó el contrato para la redacción del proyecto de rehabilitación y de la dirección da obra de uno de los inmuebles. Eso significa que aún tardará en comenzar la rehabilitación. Mientras tanto, el Orzán parece estar viviendo su propia reactivación.