Un total de 4.950 firmas presentaron vía registro las siete asociaciones vecinales que han hecho de la petición de seguridad una bandera común. Poco antes del mediodía, y casi coincidiendo con la llegada de Inés Rey a María Pita, representantes de los barrios de Elviña, Novo Mesoiro, Orzán, Recinto Ferial, Barrio de las Flores, Martinete y Matogande, con el apoyo simbólico de la Plataforma Vecinal de Os Mallos, hicieron entrega del dossier con las casi 5.000 rúbricas. 

La instantánea fue notablemente parecida a la del pasado miércoles a las puertas del Club Financiero, donde de hecho se instaló una carpa para dar conseguir más firmas de última hora. Entonces fueron tres los barrios convocantes, pero en realidad subyacía lo que parece un germen para un nuevo movimiento 'panvecinal' hacia el cual aspira el mapa asociativo de la ciudad. 

La recogida de firmas comenzó el hace poco más de un mes como respuesta a la oleada de robos sufridos por los vecinos de Novo Mesoiro en los garajes, y rápidamente generó una ola de solidaridad con la periferia, pero también una oportunidad para dar forma a la creciente reivindicación de seguridad y presencia policial, muchas veces resumida en el concepto de policía de barrio. Aunque cada asociación dirigió la recogida de firmas con un pequeño texto explicativo, las casi 5.000 peticiones presentadas vía registro se resumen en cuatro grandes demandas: seguridad, mantenimiento, limpieza y control del horario de la hostelería y el ocio nocturno, en este caso principalmente en el Orzán y Matogrande. 

Uno de los portavoces de esta unión de los siete barrios, Leandro García 'Lalo', se preguntó a las puertas del registro: "¿Qué ha pasado con la concejalía de barrios, que funcionaba medianamente bien? Se decidió que la alcaldesa tomase las riendas, pero sin saber nada de ella". Por su parte, uno de los presidentes vecinales más jóvenes y de los últimos en unirse al movimiento, Amar Basic, de Monte Martelo, también apeló a María Pita. "El Gobierno está para trabajar para nosotros, y no al revés; nuestro barrio vive desde hace años una discriminación presupuestaria", lamentó. El último precedente similar se remonta al año 2017, cuando curiosamente los vecinos de Novo Mesoiro presentaron vía registro y con el apoyo de 3.920 residentes un proyecto alternativo a la única línea de bus del barrio.