Cumplido el cuarto de siglo, Carlos San Claudio Yáñez es el concejal más joven que haya tenido jamás la Corporación municipal de A Coruña, y eso significa algo. Para empezar, que está allí para dar voz a los jóvenes idealistas. “A todos los coruñeses, pero especialmente las reivindicaciones que me afectan a mí, en primera persona. Vivo en mi casa, con mi familia, y veo con interés el reto de la emancipación”, explica de una manera desenvuelta.
Él representa mejor que nadie ese viraje hacia la derecha que, según las estadísticas, experimentan los jóvenes españoles. En opinión del edil popular, “los jóvenes se creen menos las mentiras de la izquierda. Estamos hartos de cuestiones que tendrían que dejarse a un lado, como la unidad de España”. Señala que, como miembro de una de las generaciones más formadas, están “hartos de la falsa memoria que nos intentan contar algunos”. Los jóvenes, según él, defienden “más que nunca” la Constitución del 78. “Sabemos lo que significa España, muestra Constitución, y los valores que emanan de ella”,
El interés de San Claudio por la política empezó cuando comenzó a cursar la carera de Derecho. “Allí me di cuenta de que había cosas marcadas con un sesgo político de izquierdas. Muchas no servían absolutamente para nada”, apuntó. “De nada sirve sacar una bandera si no se traduce en nada, o en lo contrario, como hemos visto en líderes de la izquierda, que parece que defienden ‘A’ para crear un argumentario político y que en su vida privada aplican ‘B’.
Aunque asegura que los demás concejales nunca le han llamado “chaval”, otros sí le han llamado en una ocasión “facha”. Fue en agosto, en la primera jornada del Flores Rock, cuando la Banda Bassoti lo definió como un “payaso fascista”. “Me sorprendió. Luego me di cuenta de quién me lo llamó. Hay gente que me dicen que ‘si te llaman eso, es lo que estás haciendo bien’ y era una denuncia muy coherente”, explicó. El PP había criticado la defensa de la formación musical a Vladimir Putin en la guerra de Ucrania. “Me pueden llamar lo que quieran. Estoy muy orgulloso del PP. Cuando tuve ocho años, conocí a don Manuel Fraga. Hay que reivindicar a figuras como él, que fueron grandes políticos que consiguieron un consenso”, dice.
Me llamaron ‘payaso fascista’ el verano pasado, pero luego me di cuenta de quién me lo llamó y hay gente que dice que ‘si te lo llaman, eso es que lo estás haciendo bien’”
Sus compañeros y amigos salen ahora de la facultad para tratar de integrarse en el mercado laboral y conoce las dificultades de acceso a la vivienda. “Hay mucho que defender, a lo que respecta a los jóvenes, aunque sigo también otras líneas, como la de la cultura, que también es muy interesante”, explica. Pero, sin duda, cuando el portavoz municipal del PP, Miguel Lorenzo, quiere saber qué opina la juventud sobre un determinado asunto, recurre a San Claudio. “Él ya lo sabe porque está en contacto con mucha gente, pero sin duda es así. Los jóvenes le hemos dicho a la alcaldesa que tiene que aplicar una fórmula, un algoritmo: vivienda y trabajo”, declara.
El edil descarta las críticas a la gestión de la Xunta, que tiene oficialmente las competencias de vivienda: “Tirar balones fuera es lo contrario de lo que necesita la ciudad. Parece que Inés Rey está más cómoda en el no cumplir su palabra. Ahí es donde represento a una nueva generación de jóvenes que defendemos el valor de la palabra dada, que se ha perdido en los últimos años”. Para San Claudio, el programa electoral es un contrato con los coruñeses.
“Tengo una vocación política, me gusta salir a la calle y mirar a los ojos a la gente. Creo que muchos políticos se han olvidado de eso”, defiende apasionadamente, al tiempo que admite que no ve como algo negativo las largas carreras políticas. “No sé si yo estaré diez, quince años o veinte. Pero, hoy por hoy, lo hago con mucho gusto”.
“Si pudiera, le daría mi número de teléfono a todo el mundo –afirma–. La gente está muy desencantada, porque los políticos se han olvidado de dónde tienen que estar, que es ahí fuera. Alberto Núñez Feijoo puede salir a la calle, pero cuando un político no puede hacerlo y tiene que reunirse en cónclaves de palmeros, es un problema. Yo estuve en Navidad en la calle con Alfonso Rueda y la gente se le podía acercar”.