Ni siquiera la lluvia pudo con las ganas de fiesta de los vecinos de la Ciudad Vieja, quienes desafiaron el mal tiempo y celebraron un Magosto pasado por agua, pero también por risas y momentos de diversión.
Tal y como estaba previsto, la jornada se celebró íntegramente en la plaza de Azcárraga. Casi 200 kilos de castañas, regadas con vino y refrescos, se repartieron desde las 19.00 horas. Anteriormente, los más pequeños habían podido disfrutar de un taller.
Fue un desafío a los elementos, toda vez que no hubo carpa protectora y solamente unas pequeñas lonas protegieron puntualmente a algunos afortunados. La foliada a cargo del grupo Son D’Aquí le puso, al igual que el viernes en Labañou, un punto más enxebre.
Finalmente, la tradicional queimada popular, que sirvió para brindar, le puso prácticamente el cierre a una jornada que, a pesar de la lluvia, volvió a ser todo un éxito. Tomó el relevo, ya entrada la noche, la hostelería de la Ciudad Vieja, de nuevo uno de los puntos preferidos para tomar la primera copa. l