Ofrecer el mayor bienestar posible tanto al paciente cómo a sus familias. Con esta premisa, la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Marítimo de Oza cuenta desde este jueves con un nuevo espacio para familiares: unas estancias de 70 metros cuadrados financiadas por Fundación María José Jove en el marco de su compromiso con la humanización hospitalaria y que se convirtió en una prioridad para la entidad.
En esta sala, los familiares podrán descansar, comer o compartir tiempos lúdicos, lo que hace que se sientan más libres y comprendidos. Asimismo, también se reformó una sala de "descompresión" donde se busca un espacio para que los facultativos puedan informar en un entorno más íntimo, lo que permite que las familias se sientan acompañadas respetando sus tiempos. Esta sala también servirá cómo "descompresión" para el personal sanitario, pues ellos también tienen una gran carga emocional en su labor.
Felipa Jove Santos, presidenta de la Fundación María José Jove, y Luis Verde Remeseiro, gerente del área Sanitaria de A Coruña y Cee, visitaron el espacio acompañados de Amparo Sano José, subdirectora de atención al paciente, Fernando Lamelo, jefe del servicio de hospitalización a domicilio y cuidados paliativos, Leticia Hermida Porto, coordinadora de cuidados paliativos y Angélica Lijo Fernández, supervisora de enfermería de crónicos complejos y cuidados paliativos.
Para el equipo de la unidad de cuidados paliativos del CHUAC la clave de la asistencia humanizada reside en encontrar el equilibrio entre una atención clínica excelente basada en la evidencia científica y un trato humano que garantice el bienestar de los pacientes. Por eso, con más de 600 ingresos al año y 21 camas, en la unidad de cuidados paliativos, al hablar de paciente, no solo se habla de su enfermedad, sino que se aborda de manera integral a la persona: desde la esfera emocional, a la espiritual y la social, lo que claramente incluye a la familia y sus necesidades. Es por eso que, para poder dar cuidados de alta calidad y calidez, hay que “tener en cuenta los deseos, miedos, esperanzas y incertidumbres del paciente y de su entorno, así como acompañarlos en el proceso que los llevó a estar con nosotros ingresados”, explica la doctora Leticia Hermida.
En los últimos tres años, con la integración de la unidad de cuidados paliativos en el servicio de hospitalización a domicilio, “pudimos detectar la importancia de los espacios en la búsqueda de esa cercanía respetuosa con la persona y su entorno familiar, intentando adecuarlos y ahora, gracias al apoyo de la Fundación María José Jove, disponemos de una sala de familias y pacientes, de una sala de información/descompresión emocional y de un baño con ducha para las familias que pasan días en el hospital”.
Para la Fundación María José Jove y la Gerencia del área Sanitaria de A Coruña y Cee, minimizar el impacto que la hospitalización produce en pacientes y, por tanto, en sus familias, es una prioridad. Por eso desde 2007 mantienen un convenio marco destinado a impulsar diferentes actuaciones que mejoren la calidad de los servicios, la asistencia y la estancia de los menores hospitalizados, como la beca de formación integral en hemodinámica pediátrica, los programas de terapia asistida con animales, el hogar de corazones y la bolsa ciberaula. Fruto de este acuerdo, financió en 2016 la unidad de hospitalización de onco-pediatría, un programa de intensificación y desarrollo del Plan de Formación Integral en cuidados paliativos y se humanizó con murales diferentes estancias del Hospital Teresa Herrera.