Doscientos vecinos a las puertas de un edificio okupado empieza a convertirse en un enunciado recurrente en una ciudad que parece haber entendido que la unión hace la fuerza ante lo que considera una de sus principales preocupaciones. Exactamente quince días después de la concentración a las puertas del Club Financiero el asociacionismo calcó su capacidad de convocatoria y se plantó, esta vez delante del número 120 de la ronda de Nelle, para exigir “solución xa” a los más de diez años de convivencia con inquilinos irregulares. Mismo eslogan y semejantes protagonistas.
La plaza del Comercio ejerció como asociación convocante esta vez. Entre la creciente cantidad de manifestantes se puede distinguir uno a uno a los protagonistas del 'club de las 7 asociaciones' que presentaron casi 5.000 firmas en pos de una mayor seguridad ciudadana. Incluso ese particular lo calcó la plaza del Comercio, que desplegó una mesa para recoger firmas y provocar el retorno de la policía de barrio. Otros barrios, como Juan Flórez, debutan a pie de pancarta. “Hoy afecta a la ronda de Nelle, pero mañana podemos ser nosotros”, advierte América.
Iria no pertenece a ninguna asociación y acude como representante de sí misma, después de una década de convivencia con okupas de todo tipo. “Da pena ver el barrio así, pero por fin nos juntamos todos para protestar”, explica. “Tenemos problemas todos los días, porque nos dejan toda su porquería tirada”, añade.
La unión hace la fuerza, y también da una confianza que permite que, poco a poco, los vecinos crucen una arteria de la ciudad que han conseguido cortar de forma íntegra. Se plantan a las puertas del edificio okupado, respecto al cual no consta denuncia de okupación, y alguno sugiere entrar. Disuaden la Policía Local y la Nacional. En el caos de idas y venidas uno de los inquilinos irregulares, que se identifica como residente desde hace apenas dos meses, cruza la calle para estampar su firma en la reivindicación de la asociación. Se trata de un okupa que se se siente intimidado y que dice ver su seguridad amenazada. Se identifica como Jason y, tras haber vivido en la calle, pide una solución. Después de firmar vuelve a su casa y mira desde la ventana el resto de una protesta en la que se nombra a la alcaldesa y se le piden explicaciones. Valentín Cuñarro, presidente de la asociación convocante, lanza un mensaje a María Pita: “Tiene la responsabilidad de actuar de oficio”.
A medida que se disuelve la multitud asoman la cabeza por las ventanas, o lo que se intuye de ella entre las gorras, las gafas y los tapabocas, los aludidos de la protesta. Esta vez, eso sí, escucharon más de cerca y con más fuerza que nunca a los vecinos.