El avance del picudo rojo obligó ayer a talar tres nuevas palmeras en la ciudad. Una de ellas, en Panaderas, a la altura de las Capuchinas. Los otros dos ejemplares eliminados se encontraban en el barrio de O Ventorrillo, una de ellas en Monasterio de Caaveiro, y la otra en el parque infantil que localiza al lado de las Casas de Franco. Estas talas llegan pocos días después de las realizadas la semana pasada: un ejemplar fue derribado en el Paseo Marítimo, a la altura de los arcados de Riazor; otro en las cocheras de Tranvías; y otros dos en la avenida de Metrosidero.
A finales de octubre dos palmeras fueron seccionadas en el entorno de Aduanas, en la avenida del Puerto, y todavía quedan más actuaciones, tal y como adelantaron fuentes municipales el mes pasado. Tres ejemplares serán talados en la calle de Santa Lucía en los próximos días. Cuando se produce una tala es porque ya no hay solución para el árbol y corre el riesgo de que la plaga se extienda. Detectar la presencia del insecto es complicado, ya que se alimenta en el interior de las palmeras hasta debilitarlas y, finalmente, matarlas. El Gobierno local destina desde hace años recursos humanos y materiales a la lucha contra el picudo rojo.