La ciudad se toma unos días de desenfado, diversión, mofa y retranca ya que vive oficialmente en un estado de 'troula'. El Jueves de Comadres volvió a ser el pistoletazo de salida para el carnaval a lo 'koruño' o entroido, una forma especialmente herculina de disfrazarse y entender el sarcasmo. Como es tradición, la alcaldesa Inés Rey acompañó a As Comadres Zigarreiras en una procesión entre Juan Flórez y María Pita.
Esta vez se trataba de rendir honores a la filántropa Ángela Labaca en el 190 aniversario de nacimiento. El punto de salida fue el colegio que erigió hace más de un siglo y que dio formación a miles de coruñeses. Las comadres se caracterizaron con mandilones, pero también como figuras del arte y colegialas. Incluso se permitieron, de la mano de la regidra, evocar un juego tan transversal e intergeneracional como la 'roda'. “Os paré la lluvia una hora, pero no prometo más”, bromeó Rey sobre la tregua concedida por 'Karlotta'. “Y si nos lleva dos o más llegar a María Pita, pues los lleva”, respondió una comadre a la que ningún temporal iba a aguar la fiesta.