La noche del sábado al domingo fue una jornada de alegría para la ciudad: tras el encuentro entre el Deportivo y el Irún, miles de personas convergieron en la plaza de Cuatro Caminos. Allí les aguardaba un fuerte dispositivo policial y un espacio vallado. La jornada transcurrió entre vítores, canciones y bebida, con muy pocos incidentes: fuentes policiales señalan que fue necesario sofocar una pelea que se produjo en las inmediaciones del Delicias, y antes de eso, atender algunas intoxicaciones por alcohol, una de ellas en un menor, sin traslados. El parte de la jornada se completa con un par de desmayos, por bajadas de tensión de hinchas que no habían comido en toda la jornada, y poco más.
Este recuento no tiene en cuenta los controles de alcoholemia que puso la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, pero las autoridades, en general, consideraron que la fiesta marchó sin sobresaltos. El dispositivo terminó a las cuatro de la madrugada, aunque para entonces todavía quedaban por la zona grupos de jóvenes que apuraban la fiesta hasta el último momento. Algunos incluso aprovecharon la cercanía de las pistas de skate y de baloncesto para jugar hasta la madrugada.
Limpieza
Naturalmente, tantos miles de personas reunidas en un solo punto tuvo consecuencias. Más allá de la inevitable suciedad, que había desaparecido ya antes del mediodía del domingo, tras el dispositivo de limpieza llevado a cabo por la concesionaria municipal. Sin embargo, reparar los daños en las zonas verdes llevará un poco más, puesto que el público pisoteó todos los parterres en su intento de acercarse lo más posible a los jugadores del Deportivo cuando llegaron a la plaza de Cuatro Caminos.
La zona más castigada se encuentra en la mediana de la avenida de Fernández Latorre, donde crecían varios arbustos. Allí se instaló otra valla y el público aplastó todos los arbustos para apostarse cerca de ella. Cuando todo terminó, habían quedado destrozados. El parque de Alexandre Bóveda sufrió bastante menos daños.