Desde la semana pasada, el número 16 de Mariana Pineda no está ocupado. Pasadas las diez de la mañana, la representación judicial acudió al inmueble, que llevaba meses ocupados, para proceder al desalojo, en compañía de agentes de la Policía Nacional. El procedimiento se llevó a cabo sin ningún incidente. Poco después, se procedía a sellar con placas metálicas todos los accesos a nivel de la calle para prevenir nuevos allanamientos. Se trata del primer caso de desocupación de un inmueble entero en el barrio desde 2019, en la calle Paz.
Que sepa, el inmueble fue ocupado a principios de mayo del año pasado. Entonces, los vecinos mencionaron a dos o más individuos que rompieron el cristal de la puerta de entrada y que, una vez en el interior, pusieron un enorme candado en la puerta. Al lugar acudió la Policía Nacional, que identificó a los sospechosos, pero no realizaron ningún intento de desalojo, puesto que no había ninguna denuncia por parte de la propietaria del inmueble.
Se trata de un edificio de tres pisos, que se halla en mal estado. Para cuando fue ocupado, llevaba ya varios años abandonados, y los intrusos decidieron instalarse en el segundo piso, el que presentaba menos desperfectos. Pronto comenzaron a llegar más personas, y se estima que podría haber llegado a estar habitado por media docena. Hay que señalar que, al revés de otros viejos inmuebles que se ocuparon en el barrio de Os Mallos, el de Mariana Pineda nunca llegó a destacar por el tráfico de drogas, peleas u otros problemas para la convivencia.
Desde finales de 2020, el barrio de Os Mallos vive un conflicto permanente debido a la ocupación. Algunos son edificios ruinosos, como el de Mariana Pineda, otros son pisos individuales y otros son bajos. Esto ha provocado la indignación de los vecinos, que se organizaron en una plataforma reivindicativa (que más tarde sufrió una escisión). Sobre todo, porque algunos de estos edificios ocupados se han convertido en focos de delincuencia y de criminalidad, generando malestar.
Sin embargo, andando el tiempo se ha conseguido expulsar a los okupas de algunos puntos problemáticos, como el bajo de Diego Delicado que se había convertido en un punto de venta de drogas, o un piso deshabitado de la plaza de Padre Rubinos. Pero es más raro conseguir la expulsión de un inmueble entero y es la primera vez que se realiza en Os Mallos desde hace más de una año.
En el barrio existen varios edificios viejos y abandonados que acabaron siendo ocupados. Dos en la calle Noia y uno en la de Asturias, donde se sospecha de tráfico de drogas y donde se produjeron recientemente varios incendios provocados. Ninguno ha sido desalojado.