Le han dado las vuelta los hosteleros, y también muchos hijos agradecidos, al hecho de que el Día del Padre caiga en miércoles. La que tradicionalmente es una de las fechas fuertes del primer trimestre del año ha extendido su influencia y se hace notar desde el pasado fin de semana hasta el próximo. “La ventaja que tiene es que se agrega al trabajo habitual y permite descargar parte del trabajo”, afirma Héctor Cañete, presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de A Coruña. “El Día del Padre esta vez es una jornada rara, al coincidir en miércoles. Hace que parte del trabajo se celebre el fin de semana anterior, el próximo e incluso eleve el trabajo de un miércoles que de otra forma hubiera sido flojo”, añade.

Una de las ventajas que encuentra Cañete a lo retorcido del calendario es el hecho de que algunos hosteleros que normalmente tienen cerrado su turno de cenas a golpe de miércoles hayan decidido abrir de manera especial para este día. “Han entrado más reservas de lo habitual y habrá gente que habitualmente no suele abrir los miércoles y que en este caso sí lo haga”, explica.

Por otra parte, según dicen los hosteleros, la estimación de trabajo para el Día de la Madre, siempre un domingo, es más sencilla.