El Instituto Tecnológico de Galicia (ITG) es el único centro gallego en este campo con el reconocimiento estatal de excelencia investigadora Cervera en Transición Energética. En esta línea, se encuentra desarrollando una tecnología destinada a hacer más eficiente la eólica marina, valiéndose de sistemas de control centralizado.

Hoy en el edificio de la Fundación Barrié, donde el ITG tiene su sede, se celebró una jornada bajo el título de ‘Eólica Marina. Retos técnicos, contractuales y legales’. Fue organizada en conjunto con el Club de Derecho de Construcción e Ingeniería, con una extensa nómina de ponentes.

Transformación energética

El evento tecnológico tuvo lugar en horario de mañana. Contó con la presencia de Luis Velasco, por parte de Red Eléctrica de España. También con el director de energía de Inega de la Xunta de Galicia, Juan Rodríguez Fernández-Arroyo, entre otros expertos.

Asimismo, se celebraron tres mesas redondas con participantes de empresas relevantes en el campo de la eólica marina, entre las que se encontraban Navantia Seanergies, Greenalia, Ferrovial Offshore Wind, Quantum Global, Lisarb Energy y Hogan Lovells. El acto sirvió para abordar uno de los mayores retos que presenta esta tecnología: la gestión inteligente y óptima de la energía producida por las infraestructuras que emplea.

En primer lugar se presentaron las oportunidades y desafíos de la industria. Tras una pausa de networking, la jornada se centró en los retos contractuales y regulatorios. En la última mesa redonda se debatieron las experiencias de algunos proyectos internacionales, con ejemplos de resolución de problemas. Según explica el Instituto Tecnológico de Galicia, la eólica flotante tiene como ventaja sobre la fija anclada al fondo que es más regular y ofrece una mayor velocidad con menores turbulencias.

En concreto, permite llegar a los quince megavatios de potencia generada, frente a los seis que logra generar la eólica en tierra. El director de la división de energía del ITG, Santiago Rodríguez Charlón, señala que “tiene un elevado potencial a corto plazo porque se adapta muy bien a las características de la plataforma continental española, no produce polución acústica ni distorsiona el paisaje si se ubica alejada de la costa”.