Después de que las conversaciones en Madrid entre el sector del transporte y el Ministerio no fructificaran en un acuerdo unánime, los piquetes se mantenían, incluso reforzados, en los puntos clave de la ciudad: los polígonos comerciales y el acceso al puerto de Oza. Sin embargo, Antonio Señaris, presidente de la Asociación Gallega de Empresarios del Transporte (Ascentra) reconoce que existen tensiones internas, entre aquellos que quieren continuar con la protesta y los que quieren trabajar: “El colectivo está al borde de la guerra civil”.
Por el momento, según Señaris, se respetan los piquetes que, como él insiste, son puramente informativos. Se mantienen los acuerdos puntuales para dejar pasar algunos suministros imprescindibles en un paro que no es una huelga y que, por tanto, no cuenta con servicios mínimos. “Ahora está saliendo el pescado de la lonja –decía el presidente de Ascentra–, ayer salió el cereal y habrá otra ventana el martes y el sábado y domingo”. Esto supone un balón de oxígeno que mantiene a las industrias funcionando, pero no satisface la demanda.
Las conversaciones, a nivel autonómico y en Madrid, mantienen en vilo a los transportistas, después de semanas protestando por los altos precios del combustible, que les abocan a trabajar con pérdidas. En algunos casos, se han cerrado acuerdos bilaterales con algunas grandes empresas, pero Señaris explica que no es suficiente.
En Lugo, por ejemplo, es posible que se normalice la situación pronto, pero en A Coruña, todavía no hay solución a la vista. Por lo menos, para largos recorridos.