La segunda alerta naranja del año pasó sin pena ni gloria por A Coruña, donde sí descargó una lluvia tan fuerte como hacía tiempo que no caía en la ciudad. Pero el temporal no solo consistió en lluvia: un vendaval azotó la ciudad, causando algunos desperfectos en tejados y otras estructuras, que tuvieron que solventar los bomberos, aunque no hubo ninguna incidencia en la costa.
De hecho, la Policía Local había precintado los accesos a los arenales el día anterior, en previsión de que las cosas se complicaran por el ajetreo de la media maratón, de manera que nadie pudo pasear por la orilla de la playa hasta bien entrada la tarde. Lo peor del temporal se dio entre las once de la mañana y las cinco de la tarde, cuando ya se había acabado la alerta naranja. El primer aviso, sin embargo, se dio poco después de las diez, en la calle de Javier López López, en O Castrillón, donde una racha de fuerte viento empujó un contenedor de papel por la calle, poniendo en peligro la circulación.
Normalmente, un aviso tan simple lo habrían resuelto desde la Policía Local, pero todos los efectivos estaban ocupados en el dispositivo de seguridad de la doble maratón, así que fueron los bomberos en su lugar. Poco antes de la una de la tarde, recibieron el siguiente aviso: una uralita amenazaba con desprenderse del tejado del pabellón deportivo de Elviña, de manera que fue necesario retirarlo. Por último, a la seis menos de diez de la tarde, acudieron a la calle Manuel Ferrol, también en O Birloque, donde las panchas que cerraban un solar abandonado amenazaban con desplomarse sobre la vía publica.
Pero, por lo demás, fue una jornada tranquila. Los servicios de emergencia apuntan a que el componente sur-suroeste del viento ayudó a sobrellevar el temporal, dado que la ciudad se encuentra protegida por el monte de San Pedro. El mal tiempo no alteró la travesía del trasatlántico “Ventura”, que llegó a la ciudad a las ocho de la mañana y zarpó a las seis de la tarde.
Después de semanas de buen tiempo, el temporal ha sido un cambio bienvenido para muchos. Los pluviómetros recogieron 17,4 litros de agua por metro cuadrado de precipitaciones, en un momento en el que todavía no existe seguía, y el embase de Cecebre sigue en niveles habituales para esta época del año, pero en el que las autoridades contemplan la posibilidad de tomar medidas si la falta de lluvia se vuelve persistente. En cuanto al viento, se registraron ráfagas de 46 kilómetros por hora, que fueron responsables de los incidentes antes mencionados.
En todo caso, los coruñeses no tendrán que volver a acostumbrarse al mal tiempo, dado que la meteorología se volverá más benigna a partir de hoy. La lluvia seguirá acompañando aunque la temperatura no bajará de los nueve grados y las máximas, de 15, lo que se considera normal para esta época del año. Mañana las precipitaciones volverán a reducirse, aunque el tiempo seguirá siendo inestable durante la mayor parte de la semana .