El Ministerio de Interior no ha dado a conocer todavía los datos completos de 2021 sobre la criminalidad, pero los tres primeros trimestres muestran un aumento de uno de los delitos más preocupantes, el de los robos en viviendas. Si la casa de un hombre es su castillo, está claro que se encuentra bajo asedio, y por eso ayer se celebró una jornada sobre seguridad en el Hotel Finisterre donde profesionales del ramo, y fuera de él, intercambiaron impresiones y se presentó en A Coruña una nueva visión sobre el problema. El método, “Genoma del robo”, que ha contabilizado hasta 98 hábitos que pueden influir en que le roben en su hogar y tratan de difundirlos en actos como el que se celebró ayer
Sobre el tema hablaron el Antonio Sardiña, director de Factoría de Seguridad que organiza la jornada, y José Miguel Ángel Olleros, inventor del método que sirve para diseñar entornos más seguros (viviendas, barrios, comunidades). “Lo primero que hay que hacer es cambiar los hábitos, que no cuesta dinero”, aclaraba el experto. De los 98 hábitos que han identificado, estadísticamente solo se cumplen el 8%: “Si mejorara sus hábitos, sería una primera línea de defensa que, además, no es atacable por el delincuente”.
De 98 costumbres que se identifican como positivas para la seguridad apenas se cumple el 8% normalmente
En muchos coincide con los agentes de la Policía Nacional, que leva años tratando de concienciar al público de lo importante que es no ponérselo fácil a los ladrones: cerrar la cerradura con dos vuelta de llave, conectar la alarma aunque solo se salga a comprar el pan... “No dejar la llave a los vecinos ¿Por qué? Si roban un vecino, te roban a ti también”; añade Sardiña. O meter dentro el felpudo si uno no está en casa. “No hay que dejarlo de pie cuando limpian el rellano porque es un punto muy visual”, aconseja.
También es temerario guardar la llave debajo de una maceta algo que según Olleros, se sigue haciendo con demasiada frecuencia. Pero el “Genoma del robo”, va más allá de los consejos práctico.: “La metodología es totalmente holística porque considera los hábitos de las personas, el diseño arquitectónico y la tecnología”, explica Olleros.
Un ejemplo de ello es que la segunda parte de la jornada estuvo dedicada a los arquitectos. “Si nosotros heredáramos diseños arquitectónicos difíciles de penetrar por los delincuentes, tendremos que poner menos dispositivos. Por eso hay que diseñar la casa desde el principio pensando en la seguridad”, explicó Olleros, que reconoce que es difícil concienciar. “Hay gusto por la estética, y no se entiende que el delincuente ve puntos de entrada donde nosotros vemos barreras arquitectónicas”. La iluminación, las perspectivas, la vegetación, las ventanas, si es escalable... “Si consigo que los diseños arquitectónicos tengan esa sensibilidad por la seguridad, entrar en la casa ya no le resultará tan atractivo”.
Las viviendas son muy fáciles de romper la seguridad porque las puertas y ventanas se abren en dos o tres minutos, el delincuente no necesita estar muy profesionalidad, porque tendremos muchas cámaras, pero si l as puertas y las ventanas no resisten, el delincuente puede entrar, robar o agredirnos, irse, y todavía no ha tenido tiempo de llegar la Policía”.