Los obreros que estaban llevando a cabo unas obras de canalización en la céntrica calle de San Juan, en Monte Alto, realizaron el jueves pasado un siniestro descubrimiento: huesos humanos desperdigados. Un húmero, y varias falanges de una mano. Inmediatamente alertaron a las autoridades, que no se sintieron sorprendidas por el hallazgo. Se sospecha que se tratan de uno de los cuerpos que fueron enterrados en la antigua iglesia parroquial de San Juan, que antaño ocupa el mismo solar donde ahora se alza en el colegio de la Grande Obra de Atocha
Los restos no se retiraron hasta ayer, para ser enviados al Museo Arqueológico del Castillo de San Antón, lo que obligó a paralizar los trabajos transitoriamente. Hay que tener en cuenta que en la zona no solo se encontraba la iglesia de San Juan, sino también dos templos más: la capilla de San Roque y la de Atocha. Es por eso que los obreros se encuentran a menudo con restos humanos cuando realizan obras.
Hay que tener en cuenta que, durante siglos, cada iglesia tenía un pequeño cementerio, y que no fue hasta avanzado el siglo XIX cuando se prohibieron este tipo de enterramientos. Además, la parroquia de San Juan es de origen medieval, aunque no hay constancia escrita de su existencia de hasta el siglo XVII. En todo ese tiempo, se han enterrado cuerpos allí. De estos restos se sospecha que podrían pertenecer a finales del siglo XVIII, o a principios del XIX, según ha podido datarse.
Tampoco es raro que no se hayan encontrado más que unos pocos huesos sueltos porque el terreno se ha removido mucho durante años, a medida que se instalaban nuevas canalizaciones y servicios. A día de hoy, toda la calle de San Juan sigue siendo un osario cubierto por una gruesa capa de asfalto.