Los tiempos cambian y con ellos, la ciudad. Los equipamientos que en otros tiempos parecían esenciales ahora se han vuelto obsoletos. Ocurrió el año pasado cuando desaparecieron las cabinas de teléfonos, y está ocurriendo ahora mismo, inadvertidamente para muchos coruñeses, con la retirada de los hidrantes de Bomberos. Las rojas bocas de agua están desapareciendo una a una, y antes de que acabe 2024 habrán sido todas sustituidas por tomas de agua soterradas y cubiertas por una tapa.
Actualmente, existen 695 hidrantes, según datos del Ayuntamiento, y la mayoría, 395, pertenecen a esta última categoría, la de ‘enterrados’. El motivo de este cambio es que las viejas bocas de Bomberos, las ‘aéreas’, son un estorbo para los transeúntes, sobre todo si son invidentes o si tienen la movilidad restringida.
Pero existe otra razón: el público utiliza las bocas de los viejos hidrantes como papelera, a pesar de que es importante que estén en perfecto estado de funcionamiento en caso de emergencia. Los Bomberos se ven obligados a realizar continuas inspecciones cada año para asegurarse de que estén a punto, y tienen que retirar todos los desperdicios que a veces encuentran acumulados.
Los hidrantes enterrados eliminan esa problemática, aunque obligan a utilizar una especie de pieza metálica denominada ‘codo’, para no tener que doblar la manguera 90 grados. En todo caso, aunque sea un avance, sin duda supone la desaparición de un hito. Uno más en un mundo que cambia deprisa.