A Coruña pierde uno de sus establecimientos comerciales más históricos. La cristalería El Reflejo, ubicada en la calle de la Torre, cerrará sus puertas el próximo 30 de junio. Los cuatro hermanos que son propietarios de este negocio, Queca, Julia, Fernando y Belén Ares, han tomado la decisión de poner fin a esta aventura empresarial que sus abuelos comenzaron hace 90 años y que desde hace 60 se desarrolla en este icónico local de Monte Alto.
“En el año 1935 empezó nuestra historia, y el 30 de junio aquí finaliza. Noventa años de trayectoria que no hubiesen sido posibles sin la fidelidad de todos nuestros clientes. Muchas gracias y hasta siempre. Cristalería El Reflejo, familia Ares”. Este es el mensaje que se puede leer en el escaparate de la tienda desde hace unos días, en el que se informa a los compradores de la fecha definitiva en el que se producirá el cese de la actividad.
La encargada de El Reflejo, Queca Ares, confiesa que cerrar el local es una dura decisión que se ha tomado con “muchísima pena”. “Se acabó”, sentencia en declaraciones a este diario.
¿Cuál es el motivo que ha llevado a estos cuatro hermanos a poner fin a este proyecto iniciado por sus abuelos, María y Jesús, hace ya 90 años? La responsable del establecimiento alude a la “crisis de 2008”, en la que la gran mayoría del comercio sufrió enormes pérdidas económicas, y a que es “complicado conseguir personal” especializado en este sector.
Con estos factores en contra, la actividad de la empresa se ha ido “encogiendo poco a poco” durante los últimos años hasta llegar a la situación actual, según confiesa la gerente del establecimiento, que se resigna a aceptar el cierre.
En 2023, varios empleados comunicaron que abandonaban la empresa y en ese momento los cuatro hermanos acordaron poner fin a este emblemático negocio coruñés. “De repente, me quedé sin personal. No tenía a nadie”, asegura Queca. Desde entonces, los dueños de la tienda se han dedicado a vender la mercancía que todavía tenían en su poder, como murales, vidrieras y pequeñas piezas decorativas. Ahora, en coincidencia con la jubilación de la gerente, la cristalería llega al final de su historia.
El Reflejo tenía dos ramas de negocio: elementos decorativos e industriales. En 1935, cuando se puso en marcha en un bajo de la calle Orillamar, se dedicaba a lo que se denominaban “espejos sanitarios” (espejos de pared) y poco a poco fue evolucionando hasta llegar a lo que es hoy.
Según afirma la gerente de esta tienda, “intentamos hacer las cosas bien”, pero “todo tiene un principio y un final”. Hasta el próximo 30 junio, los clientes más fieles de este negocio podrán despedirse. También avanza que su idea es crear, en el futuro, “un museo del vidrio” de A Coruña, que es conocida como “la ciudad de cristal” por las características galerías de La Marina.