Jesús Carrasco se crió en un ambiente de trabajos manuales y, a lo largo del tiempo, surgió la “inquietud” de escribir al respecto. Al principio la idea era un ensayo, pero, documentándose descubrió que “lo que yo quería decir ya se había dicho antes y le di la vuelta”. Así nació ‘Elogio de las manos’, obra con la que ganó el ‘Premio Biblioteca Breve’ de Seix Barral y que ayer presentó en el salón de actos de la UNED.
La obra es una oda al trabajo manual, pero también a la vida, con una analogía no prevista en un principio, como lo es la casa que protagoniza el libro. “Enseguida leí la dimensión literaria y, como te digo, encajó perfectamente lo que yo quería contar, la casa es una metáfora de la vida, pero también un buen contenedor”, que le permite abordar otros temas.
En la obra hay “una mirada amorosa al hecho de existir”, pero hay también una carga crítica sobre la productividad y el tiempo. “El tiempo no ha cambiado, pero ahora la tendencia es encajar todo lo posible en ese tiempo, en esas mismas 24 horas”, apunta Carrasco, “hay una especie de ansia por la productividad, por aprovechar cada instante, aunque sea solo para hacer una fotografía a ese instante”, “estamos dejando poco espacio para la ociosidad, para el descanso, para la improductividad”.
A pesar de todo, Carrasco ha querido dejar atrás la planta de “tipo serio” y ha apostado por la ironía y el humor. “Tenía muchas ganas de que apareciera esa vena humorística”, “me he atrevido a incluir partes de humor”, reconoce apuntando a pasajes como en el que el narrador sueña con la obtención de un premio Nobel otorgado a la mera existencia y por puro azar.