Las lluvias cesaron a lo largo de la tarde, justo antes de poner fin de la celebración del Entroido. En una jornada triste, los coruñeses despidieron su Carnaval con un recorrido de choqueiros y ciudadanos que no faltaron a la tradicional cita del adiós a la Sardina, ese momento en el que las luces se apagan hasta dentro de un año.
Desde la calle del Arenal salió la comitiva fúnebre, tras el velorio del animal en la sede de San Andrés de la Reunión Recreativa e Instructiva de Artesanos de A Coruña, con motivo de su 175 aniversario. Justo antes del desfile, los socios de la entidad condujeron a la sardina por las calles de San Andrés hasta la del Arenal.
El desfile comenzó a las 20.30 horas y partió hasta el Campo de Leña. A las 21.00 horas se procedió a la desentronización del dios Momo y la comitiva prosiguió hasta la playa de San Amaro, donde se procedió a su entierro.
Ya en el arenal, una hora después de sus respectivas últimas moradas, se reunieron el recién bajado de su trono Momo y la sardina para recibir el último responso entre los sollozos de los amantes del Entroido que, con sus mejores galas, se despidieron de sus grandes símbolos carnavalescos.
A las 21.30 horas se celebró una sesión de fuegos artificiales, mientras los asistentes al funeral todavía se secaban las lágrimas sobre la arena y el Dios Momo ardía entre las llamas.
La sardina, de cuerpo presente, regresó al mar entre la tristeza que solo encuentra consuelo al saber que el próximo año ambos regresarán para traer lo mejor del Carnaval. Esta edición del Entroido se pudo disfrutar sin restricciones y con la confianza de que los coruñeses mantendrían la prudencia que
demostraron en la Cabalgata de Reyes.
Además de la fiesta, también se dedicó un espacio a los homenajes a personas que han impulsado el Entroido en las últimas décadas. Así, el pasado viernes se inauguró el “Andar do Antroido”, el paseo de la fama cuyo primer nombre incluido fue el de Fernando Amaro, “Cantero”.