Por tercer año consecutivo Pili Neira será el rostro visible de las fiestas de Os Mallos, que desde mañana y hasta el domingo tendrán una programación itinerante por todo el barrio. Se trata de una de las celebraciones más particulares de la ciudad, ya que pese a incluir elementos clásicos como la verbena, la palabra más repetida es la solidaridad.
El pasado año se alcanzó la tonelada y media de alimentos y esa cifra se ha marcado a fuego como si del listón de un salto con pértiga se tratase. De salida Neira cuenta esta vez con un equipo de casi una decena de miembros, un número que se le da especialmente bien organizar dada su experiencia en los banquillos de fútbol. “El año pasado tuve que pedir ayuda, porque ya no era capaz, pero es que en los últimos días hemos repartido carteles hasta las dos de la mañana y nos mola ver cómo se ha volcado todo el barrio, especialmente la hostelería y los comercios”, dice. “Se cuentan con los dedos de la mano los que nos han dicho que no”, añade.
Ese concepto de fiesta solidaria va a estar presente en todos y cada uno de los eventos de unas celebraciones que, reconoce Neira, han resultado más difíciles de organizar que nunca: “Estamos muy satisfechos, pero hubo que recurrir a la financiación privada, porque no nos llegaba con la aportación del Ayuntamiento. Afortunadamente, encontramos una empresa que sí donó de manera anónima”.
El agradecimiento a la hostelería y los comerciantes se ha realizado de antemano en la impresión de carteles. La propia comisión da por hecho que este año caerá récord. Y es que convertir las celebraciones en un atractivo es cosa de la nueva comisión, pero ésta cede todo el mérito a los empresarios que han puesto más de un granito de arena. “Salvo cuatro, que realmente fueron los que nos dijeron que no, todos nos han abierto sus puertas. En la rifa solidaria te pueden tocar desde unos churros a varios cortes de pelo, que tenemos un montón. Gusta entrar en un sitio y que colaboren con sus regalos, salvo cuatro contados”, reitera Pili Neira en referencia a la rifa solidaria del sábado (de 18.00 a 20.00 horas en Ramón Cabanillas). “Lo que es seguro es que muchos se van a ir a casa con un corte de pelo gratis”, agrega.
El por qué del nacimiento de las fiestas de la solidaridad, más allá de los eventos tradicionales, tiene sus raíces en las no tan lejanas manifestaciones masivas y las noticias que vinculaban Os Mallos a conceptos como la inseguridad y la delincuencia. Al igual que sus vecinos de la Sagrada Familia, los miembros de la Plataforma Veciñal de Os Mallos son conscientes del peaje de esos estigmas. “La fiesta es la fiesta, pero queremos ser recordados por la solidaridad”, reconoce la principal responsable de la organización. “Siempre damos lo que podemos y hubo un momento en el que el barrio tenían tan mal cartel y tan mala fama que quisimos cambiar todo eso: preferimos que nos llamen el barrio solidario al barrio de delincuentes”, prosigue.
Han mejorado las sensaciones a pie de calle, aunque todavía queda mucha labor por delante, según aseveran los residentes. Una de las claves, aseveran, pasa por la revitalización del comercio y la hostelería: “Estuvimos estigmatizados, porque puntos de venta de droga los hay en cualquier lado. Actualmente no hay sensación de inseguridad y sólo lamento el tema de los locales comerciales vacíos”. Y, como diría la canción famosa de Riazor: “El que tenga alguna duda, que lo venga a comprobar”.