No existe sentimiento más poderoso que la nostalgia, ni tampoco fiestas con tanto arraigo en la misma como las de O Ventorrillo. Eso, unido al dolor todavía latente por la pérdida de otro icono de la canción coruñesa como Sito Sedes, convirtió la jornada inaugural en una oda a la tradición popular y un canto a la cultura verbenera por todo lo alto. Una celebración de la vida a través de dos figuras, o mejor dicho dos voces, que se han demostrado inmortales: Pucho Boedo y el propio Sito, con el epílogo en forma de concierto de Los Satélites.
No recuerda la asociación vecinal de O Ventorrillo una apertura con tanta respuesta social ni tanto calado. Pasadas las 19.30 horas el centro cívico de A Silva se quedó pequeño para escuchar a Xurxo Souto recitar una oda a Boedo allá donde este dio sus primeros pasos. Pero también para escuchar a Tito Calviño cantar por boleros a dos excompañeros de verbena, principalmente en Los Satélites. Además, por si la carga emotiva fuera poca, la asociación vecinal dispuso un montaje fotográfico en una pantalla. También se hizo entrega de un ramo de flores a la pareja de Sito Sedes.
Para cuando la comitiva enfiló el camino hacia la calle Monasterio de Caaveiro, rumbo a la estatua de Boedo, el bullicio de las barracas y los primeros acordes de los gaiteiros ya habían llenado de sonido festivo el barrio. Poco antes de las 20.30 horas tuvo lugar la ofrenda floral en una de los dos monolitos que ‘la voz’ tiene en la ciudad. El único punto negativo de la noche tuvo que ver como la mala fortuna que persiguió a los pregoneros, toda vez que se estropeó la megafonía y obligó a la paciencia de los asistentes para escuchar a Fran Fernández, delegado del Básquet Coruña, así como la divulgadora Carolina Pan.
Curiosamente, el club de ACB fue protagonista en el mismo lugar donde tuvo su primer local social.
El último plato fuerte del día tuvo que ver con la traca final. Los Satélites celebraron su única verbena en la ciudad y la respuesta estuvo a la altura: la calle llena de un público absolutamente transversal y bailando clásicos atemporales. La guinda del pastel la puso Tito Calviño, uno de los grandes de la formación, que saltó al escenario a cantar un par de temas con la orquesta más grande de la historia de España, en opinión de muchos.
Pudo comprobar la hostelería, en esta primera cita festiva, cómo las fiestas de O Ventorrillo no solamente articulan el sentimiento de barrio y ejercen como reclamo para el resto de zonas de la ciudad, sino que además suponen una de las grandes citas en lo que a recaudación se refiere. Los propios miembros de la asociación vecinal se felicitaron por ver algunos de los establecimientos del día a día a rebosar.
Fue solamente la primera de cuatro intensas jornadas festivas, que hoy continuarán a partir de las 22.00 horas con otra verbena. Será el turno los ritmos bailones de la conocida orquesta Foliada D’Ases.